Director de la Escuela Universitaria «Jovellanos»

C. JIMÉNEZ

La Escuela Universitaria «Jovellanos» afronta una de las etapas más ilusionantes de su historia. La transformación y consolidación de las actuales titulaciones de primer ciclo en grados es uno de sus retos más inmediatos, pero también la integración de los estudios de Trabajo Social en su oferta académica. Su director, Rafael Pérez Lorenzo, analiza en esta entrevista la cesión del edificio que hasta 2007 era su sede en la calle Tomás y Valiente y recuerda la figura de uno de los puntales del centro, José Luis Álvarez Margaride, un hombre «entrañable» y de una «calidez» extraordinaria que deja como legado su destacado impulso a las vocaciones emprendedoras y la formación en idiomas. Precisamente hoy en la iglesia de San Pedro, a las 12.00 horas, se celebra una misa funeral por Álvarez Margaride, que falleció el martes en Madrid.

-¿Por qué decidieron proponer a Álvarez Margaride como doctor honoris causa?

-Antes de trasladarlo a la Universidad se lo comentamos a él y estaba encantado, decía que era un honor, lo que pasa que tardó más de lo que esperábamos. Cuando se cambió el reglamento en 2007, la iniciativa de proponer honoris causa quedó en manos de los departamentos, como Escuela no podíamos plantearlo pero recordé que una de las aspectos fundamentales que él citaba para llegar a niveles importantes en la dirección de empresas era hablar idiomas. Lo cogí por ahí y decidimos plantearlo desde el departamento de Filología Anglogermánica y Francesa. Todo lo que ha hecho Margaride a favor de Asturias ha sido impresionante y una parte de ello ha sido por su dominio de los idiomas, dando así una lección a nuestros estudiantes de que si tienes una carrera y hablas más de una lengua vas a tener muchísimas más posibilidades de acceder a puestos de responsabilidad.

-¿Se podrá conceder a título póstumo?

-En otras universidades se ha hecho, habrá que hablar con el Rectorado. También sería una buena idea la creación de una cátedra con su nombre pero hacen falta apoyos y una financiación concreta.

-¿Fue Margaride uno de los puntuales de la Escuela en el fomento de vocaciones emprendedoras?

-Nos apoyó mucho, puso dinero de su bolsillo para crear los premios, porque no quería implicar a la empresa. Era una persona encantadora, y uno de los más entusiastas cuando planteamos el centenario de la Escuela en 2005. Su calidez era mucho mayor que la de otras personas. Nos regaló un montón de ejemplares de un libro que había publicado Thyssen de «Alemanes en Asturias» y que había promovido él. Luego nos preguntó si no teníamos un museo comercial para hacernos llegar una colección de calculadoras antiguas que hoy tenemos en la sala de profesores. En cuanto le decías cualquier cosa, allí estaba. El año pasado estuvo en la entrega de premios a la emprendeduría.

-¿A qué atribuye las altas tasas de empleabilidad de sus titulados?

-En 1991, cuando se renovaron los planes de Empresariales y todavía no había Gestión y Administración ni Administración y Dirección de Empresas, pusimos las prácticas obligatorias. Fuimos pioneros en toda España pero ello implicaba un trabajo potente por parte de la Escuela y, sobre todo, de los que han sido subdirectores de prácticas. Muchos de esos estudiantes se acabaron quedando en la empresa donde realizaban las prácticas.

-¿En qué lugar quedan los estudios de Empresarial en la futura Facultad de la Laboral?

-El grado se va a llamar Comercio y Marketing. Los primeros informes de la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) han sido muy favorables. Estos estudios van a tener dos patas fundamentales: por un lado, todo lo relacionado con el comercio internacional y, por otra parte, una especialidad en marketing, desarrollando un poco más todos los aspectos de dinamización y ventas de producto.

-¿Cuál será finalmente la denominación de la Escuela?

-Ahora mismo estamos en ese debate. Sondeando a los alumnos sobre la denominación de Facultad de Ciencias Sociales pensamos que podría identificarse con otras disciplinas, aunque es verdad que todo lo que hacemos es Ciencias Sociales. Por eso creemos que la denominación de la futura facultad deben constar las dos patas de lo económico-empresarial y lo turístico. Tampoco queremos que sea un nombre muy largo y queremos mantener el apellido de Jovellanos, que ha estado ahí siempre y se encuentra en los orígenes de la Escuela y los estudios de Comercio.

-¿Cómo repercutirá la integración de los estudios de Trabajo Social a partir del próximo año?

-Tenemos que ponerse las pilas porque ahora mismo para nosotros son estudios bastante desconocidos y, en algunos casos, con dinámicas distintas, aunque puedan tener una conexión en la parte de gestión pero los aspectos psicológicos y sociológicos no los dominamos totalmente. No obstante, hemos colaborado activamente en la elaboración del nuevo grado de Trabajo Social.

-¿Es necesario crear un nuevo departamento?

-No. La idea es que el departamento de Sociología cree un área de Trabajo Social porque así es como funciona en otras universidades. De hecho, se calcula que para el año que viene se necesitarán solamente dos profesores de Trabajo Social, pero progresivamente habrá que incorporar otros once para impartir toda la docencia del grado.

-¿Los retos del próximo curso?

-Lo fundamental es la consolidación de los grados y potenciar el área de internacionalización. Los idiomas también ocuparán un lugar destacado con siete asignaturas que se impartirán en inglés ya en primero.

«En 1991 fuimos pioneros en la implantación de las prácticas obligatorias»

«Queremos mantener el apellido de Jovellanos en la futura Facultad de la Laboral»

«El próximo curso se impartirán siete asignaturas de primer curso en inglés»

Rafael Pérez Lorenzo

Catedrático de Filología inglesa, adscrito al departamento de Filología Anglogermánica y Francesa de la Universidad de Oviedo.

Es director de la Escuela Universitaria «Jovellanos» desde el año 2004, cargo en el que resultó reelegido a finales de 2008. Es codirector del máster en contabilidad directiva y control de gestión junto al profesor Camilo Vázquez. Bajo su mandato, el centro recibió la medalla de oro de la ciudad de Gijón y afrontó el traslado de su sede a las instalaciones de la Laboral.