Alto de Aboño,

Braulio FERNÁNDEZ

El Puerto de Gijón continua implacable los trabajos de demolición de viviendas en el alto de Aboño (Carreño), paso previo a los trabajos para extraer roca destinada a la ampliación de las instalaciones portuarias. Ayer se reanudaron los trabajos después de algunas semanas detenidos. Esta vez le tocó el turno a una nave de tipo industrial que había albergado en los últimos años las celebraciones de San Lorenzo. Los trabajos consisten en el movimiento de tierras y eliminación de construcciones en el alto, como paso previo al desmonte que seguirá una vez se apruebe la tramitación ambiental para llevar a efecto la explanación del accidente geográfico. El Puerto ya actuó en la zona semanas atrás, cuando demolió una cuadra, una casa mariñana y una fuente pública.

El Musel aún no ha indicado oficialmente la finalidad de las obras, que tratan de preparar el terreno para la futura extracción de roca como relleno de las obras de ampliación del Puerto. Estas actuaciones se están llevando a cabo cuando aún hay población en el pequeño barrio del alto de Aboño, donde reside un vecino, además de otros dos que ocupan una caseta en una ladera desde hace años, según aclararon residentes.

La Autoridad Portuaria no ha puesto en conocimiento del Ayuntamiento de Carreño estas nuevas actuaciones, según confirmaron ayer desde el gobierno local, ya que no necesita licencia para llevarlas a cabo. Aunque también ha desoído las quejas de los munícipes, que si bien reconocieron a principios de enero que sus trabajos no necesitaban permiso por ser espacio portuario, sí es exigible que les fuese comunicado cualquier movimiento, situación que de nuevo no se ha producido en esta ocasión. El gobierno desconocía ayer que la Autoridad Portuaria había vuelto a demoler construcciones en el alto de Carreño.

Según indicaron, la única comunicación que estableció el Puerto de Gijón con el Ayuntamiento fue mediante una carta, fechada hace algunas semanas, indicando que las anteriores demoliciones, sucedidas a principios de enero, no se trataban en ningún caso de las correspondientes al desmonte, que aún está pendiente de la aprobación ambiental y administrativa, sin especificar de otra manera su naturaleza.

Los trabajos que tuvieron lugar ayer sirvieron para demoler una nave de tipo industrial situada junto a las viviendas, de las que sólo quedan dos bloques en pie. La nave, propiedad de José Prendes González hasta que le fue expropiada por la Autoridad Portuaria, albergaba, además de sus usos industriales durante el año, a toda la vecindad de Aboño durante las celebraciones por el patrón del lugar, San Lorenzo. Prendes, que ayer se encontraba fuera de la región, fue avisado por otros vecinos de esta nueva demolición, que recibió «con tristeza y malestar», ya que si bien el Puerto está haciendo uso de las propiedades que ha obtenido por vía expropiatoria, aún se mantiene abierta una reclamación por el precio de los terrenos.

«Nos han pagado el metro cuadrado a una décima parte de lo que se pagó inicialmente, incumpliendo lo que se había acordado en un principio», indicó el antiguo propietario. Prendes González es propietario de algunas fincas aún, muchas menos de las que originalmente tuvo, antes de la expropiación ejercida por la Autoridad Portuaria, y si por algo se le conoce en Aboño es por ser promotor de un sinfín de iniciativas para dar vida a uno de los extremos del concejo de Carreño. Entre esas iniciativas se encuentra la convivencia de San Lorenzo, que Prendes pagaba de su bolsillo y a la que acudían hasta doscientas personas, entre vecinos de Aboño y otras parroquias. En la nave se colocaban varias mesas en las que se servía cordero, festejo al que se invitaba a diferentes entidades del concejo.

El desmonte del alto de Aboño, incluido en el plan de ampliación del Musel, se encuentra actualmente a la espera de saber si debe o no contar con un estudio de impacto ambiental.