Autor del octavo tomo de «Historia de Gijón»

J. M. CEINOS

Francisco Carantoña Álvarez nació en Gijón en 1957 y se doctoró en Historia en 1988 por la Universidad de Oviedo. Es profesor titular de Historia Contemporánea en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de León, de la que fue decano. El historiador gijonés es el autor del octavo tomo del coleccionable de LA NUEVA ESPAÑA «Historia de Gijón», que lleva por título «Política en Gijón en el siglo XIX». El tomo se podrá adquirir mañana, con el periódico dominical, al precio de 5,95 euros.

-¿De todo el devenir político en el siglo XIX, qué etapa se puede considerar la más importante para Gijón?

-Momentos importantes hay muchos, pero desde el punto de vista de la transformación de la ciudad, creo que es fundamental el periodo a partir, sobre todo, de los años cuarenta, el del reinado de Isabel II, con la inauguración, primero, de la carretera Carbonera, luego del Ferrocarril de Langreo y después las mejoras del puerto; es cuando Gijón se va convirtiendo en un centro comercial de mayor importancia y, también, poco a poco, en industrial. Sería, por tanto, la segunda mitad del siglo XIX la etapa más importante.

-¿La de la Guerra de la Independencia, con la que se abre el siglo, tiene menos importancia en Gijón que en el resto de Asturias?

-No, en Gijón tiene una importancia bastante grande, lo que ocurre es que en Oviedo estaba la Junta General del Principado y es donde van a residir las juntas, pero la participación de Gijón en la Guerra de la Independencia fue muy destacada. En primer lugar por el 5 de mayo, que fue el primero de los motines que se producen en Asturias y, en cierto modo, prepara el que va a suceder en Oviedo. Luego, Gijón fue importante debido a que era el primer puerto de Asturias, es decir, Gijón era el punto fundamental de comunicación con el resto de España cuando Asturias, en manos de los patriotras, estuvo aislada y rodeada por los franceses, sobre todo entre noviembre de 1808 y la primavera de 1809.

-A partir de 1833, cuando surge el carlismo, ¿Gijón fue fundamentalmente liberal o carlista?

-Siempre fue liberal. En la ápoca de reacción absolutista hay, incluso, un informe del obispo de Oviedo, que era muy reaccionario, en el que comenta, por ejemplo, que en misa en la iglesia de San Pedro habían tocado palmas en contra del cura que predicaba y habían llevado gorros rojos precisamente porque la población era liberal y estaba en desacuerdo con lo que se estaba planteando. El informe es de septiembre de 1825 y el obispo lo envió al duque del Infantado. Dice literalmente: «En Gijón, pueblo más exaltado por la Constitución, especialmente en la clase de comerciantes y hacendados», claro, la burguesía local.

-¿Ahí nace la burguesía progresista y republicana gijonesa?

-Hay una continuidad liberal en Gijón, es evidente, entre el primer periodo constitucional de la Guerra de la Independencia hasta el final de siglo, en lo que es propiamente la ciudad, que se ve, sobre todo, en estos comerciantes y, más tarde, en los empresarios industriales. Ocurre en la burguesía gijonesa como en las zonas periféricas de España: se convierten primero en liberales y después van a ser, muchos de ellos, republicanos. Pero lo que no hay en la ciudad de Gijón, en general, o es una minoría muy pequeña, son realistas y carlistas, es decir, opositores al sistema constitucional.

-¿Es la diferencia fundamental con Oviedo?

-Gijón siempre fue una ciudad más liberal que Oviedo, está claro, aunque en Oviedo tienen cierta presencia los republicanos; pero es cierto que Gijón es una ciudad mucho más liberal que Oviedo a lo largo del siglo XIX y en el XX también. Pero es la ciudad, ya que hay que tener en cuenta que durante mucho tiempo tiene más población la zona rural que el núcleo urbano, y en la zona rural el campesino es conservador y más manipulable por los caciques, por ejemplo por los condes de Revillagigedo. Hay, por tanto, una especie de dicotomía, una oposición entre el campo y la ciudad.

-Por último, vamos a la etapa de la Restauración, en el último tercio del siglo XIX, cuando surge el movimiento obrero en la ciudad...

-Claro, es cuando empezaron a crearse industrias y los trabajadores comenzaron a organizarse. En primer lugar son republicanos, como en toda España, y después, a partir del Sexenio Democrático, empiezan a introducirse, sobre todo, las ideas anarquistas, pero en Asturias de una forma débil. Estas ideas renacerán ya con fuerza con la Restauración. En esa época aparecerán las corrientes anarquistas y también las socialistas.