J. L. ARGÜELLES

El transporte marítimo, a través de los muelles de El Musel y Avilés, es la elección principal de las empresas asturianas para el movimiento de mercancías con origen y destino en el Principado. Es una de las conclusiones del estudio «El Puerto de Gijón. Análisis e impacto económico sobre la economía asturiana (1995-2005)», que han elaborado Rosa Aza, José Baños y Juan Canal, de la Universidad de Oviedo. Del total de las toneladas que se importaron en Asturias en el último de los años estudiados, el 93,5 por ciento entró por las terminales gijonesa o avilesina, mientras que las exportadas supusieron, en ese mismo año de referencia, el 81 por ciento de la mercancía.

Aunque ha pasado un lustro desde la elaboración de este estudio, esas investigaciones muestran el peso fundamental de los dos puertos asturianos del sistema estatal para el tejido empresarial asturiano. Según los tres autores citados, el comercio exterior del Principado tuvo un «significativo crecimiento» en el decenio que han estudiado y hubo una «fuerte dependencia» tanto de las importaciones como de las exportaciones. Según esos mismos datos, El Musel «es fundamentalmente un medio de entrada de bienes intermedios y materias primas». Las toneladas descargadas en sus muelles supusieron alrededor del 90 por ciento del total de la mercancía movida en el mencionado decenio, un período de importante crecimiento económico.

Los puertos aventajan al transporte por carretera, que suponía, en 2005, el 15,5 por ciento de las importaciones y exportaciones empresariales del Principado, mientras que los movimientos por avión fueron casi anecdóticos. Son datos que se explican por los importantes desembarcos de mineral para la industria siderúrgica y las compañías eléctricas. La terminal gijonesa, el noveno puerto español en 2009 por tráficos, es la mayor rada granelera del país.

Pero ese estudio subraya que esa dependencia de unas pocas empresas (Arcelor-Mittal, HC Energía, Unión Fenosa, Tudela Veguín, Iberdrola, CLH, García Munté Energía, Endesa, Agip España y Repsol), que concentran la mayor parte de los tráficos portuarios, muestra la peligrosa dependencia del principal puerto asturiano, escasamente diversificado y muy sensible a las variaciones del mercado mundial del acero, del precio internacional del carbón y del consumo eléctrico español. Es algo que se ha visto con nitidez en 2009, con la crisis económica. El Musel movió en el último ejercicio 14,4 millones de toneladas, 4,7 millones menos que en 2008, un año que ya fue malo y que estuvo lejos de los 21,7 millones de toneladas que la terminal movió en 2005, los mejores datos en la historia de la dársena gijonesa. Las cifras del pasado febrero indican que aún se está lejos de normalizar las cifras de importaciones de carbón térmico.

Las grandes compañías industriales utilizan El Musel y Avilés, y mucho menos las pequeñas y medianas empresas (pymes). El Puerto de Gijón encabeza, precisamente, un grupo europeo, denominado «Proposse», para facilitar las importaciones y exportaciones de mercancías (unos 12 millones de toneladas) a unas 8.000 pymes de España, Francia, Portugal, Inglaterra e Irlanda, según se acordó en Le Havre el pasado martes.