Parece interesante, habíamos comentado previamente respecto al libro de Amanda Castro, «La representación de la mujer en el cine español de la transición (1973-1982)», presentado ayer en el salón de actos del Antiguo Instituto. Y en efecto, fue un acto notable del que deriva la lectura inmediata de un texto muy atractivo por diversos aspectos relacionados no sólo con su contenido, sino con la forma que se ha dado al relato.

Carlos Espina, director de programas de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Gijón, abrió la velada cediendo la palabra a César Inclán, representante de KRK, empresa editora. Dijo que el volumen expuesto estudia la presencia de mujeres en el cine español en el período comprendido entre 1973 y 1982, diferenciado éste en dos etapas: la primera se centra en el tardofranquismo y la segunda, en la transición a la democracia. Respecto a la autora, Amanda Castro es licenciada en Ciencias de la Información en la especialidad de Imagen, por la Universidad Complutense. A partir de ahí y pese a su juventud, sus trabajos relacionados con cine y televisión son tan variados y numerosos que abarcan desde las campañas publicitarias a la dirección de cortometrajes. De un modo u otro, Amanda Castro conoce muy bien cuanto se cuece tras las cámaras.

La encargada de valorar la obra fue Esther Álvarez López, profesora de la Universidad de Oviedo, coordinadora a su vez del máster Género y Diversidad. Previamente, expuso las virtudes del cine, cómo ayuda a educar, modela la visión del mundo, ofrece materiales para fijar identidades y transmite ideologías.

De Amanda Castro dijo sentirse orgullosa, ya que ha seguido sus pasos en la creación del libro, y en la actualidad dirige su tesis doctoral. «Amanda se ha resistido a estudiar el cine de Hollywood y se ha inclinado por el español, contribuyendo a paliar la escasez de análisis de género». Punto y aparte, servidora se resiste al asunto del género.

Género siempre ha sido un nombre común que precisa de un adjetivo para definir su grado, si es que se pretendiera, ya que en su acepción normal ha de interpretarse como especie, clase, mercancía o tela. Pero ahora resulta que género es la que suscribe. Vaya por Dios. Me niego a ser género.

¿Eran género Josefina Molina, Pilar Miró y Cecilia Bartolomé? No; geniales, sí; las tres únicas mujeres que osaron introducirse en el cine español como realizadoras durante esa época. En la actualidad, las cosas no han mejorado mucho, se mantiene una enorme diferencia respecto a la presencia masculina en la producción cinematográfica española.

Antes de dar turno a la autora, Isabel Carrera, profesora de la Universidad de Oviedo y miembro del consejo editorial de Colección Alternativas, manifestó que el libro en cuestión cumplía todos los requisitos académicos para considerarlo un trabajo de investigación. Aparte, «Amanda Castro hace unos análisis muy agudos y tiene una forma de contar muy amena; es como una novela».

Joven, guapa y dulce, habría de añadir al género Amanda Castro. Y lista. Explicó cómo había nacido su curiosidad por la presencia o ausencia de las mujeres en el cine. Cómo se divide su trabajo en cuatro partes; un primer recorrido por la filmología de la época, que reúne unas mil películas; un estudio de cine metafórico y de los nuevos valores y, por último, la exposición de los arquetipos sexuales femeninos, que, carentes de discurso, codifican a la mujer como puro objeto.