Eloy MÉNDEZ

Lo único que se puede ver desde el pasado 2 de abril en la tele del salón de Antonio Blanco y Mari Carmen Ordiales es un mensaje que anuncia el apagón analógico. «Ya hemos llamado a varios antenistas, pero no hay nada que hacer», dice este vecino del barrio de La Quintana de Ruedes, que cumplió hace más de un mes al pie de la letra todos los requisitos para adaptarse a la TDT. Ni siquiera las persistentes llamadas a técnicos del Principado le han servido para que su receptor «eche a andar». Un problema que afecta a una veintena de familias de la parroquia, que se han quedado sin telediarios ni películas desde que comenzó la nueva emisión digital.

«Antes veíamos de mala manera cuatro o cinco cadenas, ahora sólo tenemos la TPA en la tele del sótano», apunta Ordiales mientras pulsa una y otra vez los botones de su mando sin éxito. Por eso, exige una solución de inmediato. «Lo que pedimos a las administraciones es que realicen mediciones en la zona y que estudien en qué lugares públicos se pueden poner repetidores», explica Mari Fe Antuña, presidenta de la Asociación de Vecinos, tras destacar que los problemas de recepción son un clásico en la parroquia. «Cuando la emisión era en analógico, a muchas casas la señal llegaba con interferencias, pero ahora ni siquiera hay señal», se queja.

La vivienda de José Luis Rodríguez también está dentro del «área en sombra» donde leer en el periódico la programación de las cadenas no tiene ningún sentido. El televisor «completamente adaptado» que compró hace unas semanas es ahora un adorno más en el mueble del comedor. «Llevo cinco años en Ruedes y nunca me había pasado nada igual», se lamenta, después de haber consultado el asunto con varios expertos. «Me han dicho que el problema se repite en otros lugares de Asturias y que no pueden hacer nada hasta que no mejoren la emisión», señala.

Más costosa es la propuesta que recibieron Gloria Valdés y Elías Huerta. En su domicilio de Cenero situado a cien metros del límite con Ruedes, tienen tres televisores. «Nos han dicho que lo que podemos hacer es poner una parabólica y pagar 200 euros para adaptar cada aparato», dice la mujer, segura de que la obra de instalación «superaría los mil euros». Por eso, están a la espera de un remedio de última hora, antes de tener que hacer ese desembolso. «Siempre lo vimos todo perfectamente, pero ahora cogemos la 1, la 2, la TPA y nada más», señala tras apagar la televisión de su cocina. Cansada de verlo todo negro en su pantalla, exige que algún responsable autonómico mueva un dedo para que ella pueda hacer lo que siempre hizo: coger el mando y pasar un rato agradable delante de su programa favorito.