R. GARCÍA

Un árbitro pita mal un gol un domingo cualquiera en un campo de fútbol. Los aficionados radicales del equipo perjudicado empiezan entonces a protestar. De los insultos pasan a las agresiones y lanzan al juez del campo objetos contundentes. ¿Qué debe hacer la Policía entonces? ¿Cómo deben defender al árbitro para sacarlo del estadio? La respuesta a éstas y otras preguntas relacionadas con el control de masas la han aprendido ya los treinta policías locales de toda Asturias que desde el pasado martes, hasta ayer, participaron en la Feria de Gijón en el curso práctico para enfrentarse a estas situaciones de peligro.

Pero, ¿cuáles son las claves para que la Policía Local pueda proteger al ciudadano en caso de peligro? El instructor del curso, Juan Pedro Fornés, ha entrenado a policías municipales de toda España y lo tiene muy claro, «la prevención y contar con un buen equipo» son fundamentales. En este sentido el profesor, miembro del sindicato CSI-CSIF que organiza el curso, asegura que en muchas fiestas la seguridad falla por falta de medios: «Hay que dotar a los policías locales de instrumentos como cascos y escudos que hagan útil su trabajo. El coste no es alto y estos objetos son fundamentales si falla algún mecanismo de seguridad. Si los agentes tienen equipación y, por ejemplo, no llega una ambulancia, pueden recoger ellos mismos al herido sin peligro».

El trabajo policial en el rescate de víctimas es siempre agradecido «y sorprendente», según el instructor. Razón no le falta a juzgar por las caras de sorpresa que tenían en la mañana de ayer los niños del Colegio El Bosquín, de El Entrego, durante la exhibición que les ofrecieron los agentes del curso. Algunos de estos niños cambiaron incluso su futuro antes de salir de la Feria. Es el caso de Álex Caso, de 9 años, e Ihane Kheddoume, de 12. Ambos comparten afición: «Queremos ser policías locales» señala el niño. «Queremos proteger a nuestros amigos con los escudos», añade la pequeña.

Los funcionarios policiales asistentes al curso dejaron incluso que los pequeños les tiraran pelotas de goma. La mitad de estos agentes provenía de Gijón, aunque también había entre los alumnos agentes de Mieres, Oviedo, Tineo, Avilés, Castrillón y Noreña.

Para uno de los miembros del sindicato organizador, Juan Carlos Cuartero, el objetivo de esa enseñanza es «evitar los heridos en los titulares». Y es que las grandes aglomeraciones de personas que se pueden producir en fiestas o «botellones», «hacen necesarias nuevas estrategias de seguridad». Los representantes de los trabajadores aprovechan además para lanzar una petición a los ayuntamientos, ya que «en su mano está dotar a los agentes de los equipos necesarios»: «No hay que tener miedo a lo que la gente pueda pensar, porque sí que es cierto que a veces se ve a agentes con cascos y parece síntoma de represión, pero eso no es así». Desde ayer el árbitro que pite mal un gol está más a salvo.