Viene de la página anterior

-¿Cómo se sostienen económicamente? Han de tener gastos de vestuario, de escenografías, de desplazamientos...

-Respecto a los atuendos, cada una de las actrices se arregla con lo suyo, incluso se pide prestado. Por otra parte las escenografías las elaboramos nosotras mismas. Una de las intérpretes, Carmen Llana, es pintora y nos suele hacer los murales; el resto, como muebles u objetos de decoración los aportamos nosotras. En cuando a los transportes, estos los financia quienes nos invitan a las representaciones ya que no cobramos nada por nuestra actuación. En resumen, tenemos cero gastos, pero si en un momento dado los hubiera, correría con ellos la propia parroquia. Las pequeñas cosas las pagamos nosotras.

-¿Qué repertorio de obras tienen?

-Alrededor de 20 obras, que las vamos moviendo de acuerdo con las fechas, y de vez en cuando las memorizamos. Es necesario mantenerse al día, porque nunca se sabe de dónde va a surgir la invitación. Recuerdo cuando nos llamaron los organizadores de «Abierto hasta el amanecer» y tuvimos que ir al Ateneo de La Calzada varias veces con obras que ya sabíamos. En este Ateneo de La Calzada hemos actuado, fuera de concurso, en el Certamen de Teatro.

-¿Qué proyectos contemplan en la actualidad?

-Rematar este curso con éxito. Vamos a ofrecer la obra «La petición de mano», es la más larga de nuestra colección, pero desarrollada en un solo acto, como todas las demás. Completaremos la sesión con varias piezas de teatro breve, «Les llenguateres», «La señora», «La abuela, la hija y la nieta». Será el 23 de junio a las 6,30 de la tarde en el salón parroquial de san Lorenzo, con una sorpresa final. Aprovecho para dar las gracias a todo el público que nos sigue, que suele llenar el recinto.

-Puedo suponer que dicha sorpresa será de naturaleza musical, dados sus antecedentes...

-No puedo decirlo, pero sí continúo vinculada a la música, ya que canto en el coro de la parroquia de San Pedro. Quisiera añadir, que en dicha fiesta de fin de curso se va a sortear un cuadro del pintor Manuel Iráculis, un artista que está muy involucrado en la ayuda a los niños saharauis. El dinero que se obtenga de la venta de papeletas está destinado a la familia de un niño concreto.