La pelota se aloja en el tejado, en el partido que disputan, a un año vista de las elecciones autonómicas, casquistas y renovadores por ponerle rostro al cartel popular. Si la hoja de ruta del ex ministro se iba cumpliendo a rajatabla, los que no comulgan con ruedas de molino han pasado de la defensiva al ataque y postulan opciones distintas a la que defienden los viejos saurios del partido, que ensanchan su rugido para huir de la extinción. En vez de desgastarse en pugnas cainitas, los populares asturianos deberían no distraer esfuerzos y empeñarse en la defensa de los intereses de Asturias amenazados desde la periferia. Si el PP gallego presiona al ministro de Fomento para que El Musel no se apropie de los tráficos de Ence, el PP asturiano debería mostrar, con el Gobierno regional, más empeño en defender la apuesta gijonesa como puerta/puerto de los productos de la papelera de Navia. Mal papel harán los conservadores asturianos si por emplear la madera de Ence en sacudirse unos a otros cachiporrazos, El Musel pierde el pastel maderable en beneficio de Ribadeo, ante el regocijo de la gaviota del Finisterre.