Eloy MÉNDEZ

La remodelación de las avenidas de Pablo Iglesias y Manuel Llaneza tendrá que esperar, como poco, un año largo. Lo anunció este lunes el concejal de Urbanismo, Pedro Sanjurjo, que dejó en manos de «la próxima Corporación» la reforma integral de estas dos grandes arterias, prevista inicialmente para el presente mandato, con fecha de caducidad en mayo de 2011. Unas declaraciones que han caído como un jarro de agua fría para la mayoría de los vecinos consultados ayer por LA NUEVA ESPAÑA y que, sin embargo, son un bálsamo para casi todos los comerciantes, temerosos de que las obras ahonden la fuerte crisis económica en sus negocios.

«Sólo faltaba que tal y como estamos de ventas nos levantaran la acera». María del Carmen Cue se enteró ayer en su quiosco de la esquina entre Manuel Llaneza y la calle Palencia de que las máquinas no pisarán la avenida por el momento. «Es un alivio», decía una y otra vez detrás del mostrador, tras reconocer que una reforma de estas características «siempre te hace perder clientes». Lo mismo opina Ana María Rodríguez, empleada de una zapatería situada frente al negocio de Cué. «Lo que deben hacer es esperar a que pase la situación tan mala que estamos viviendo, que va a durar bastante, y luego ponerse a hacer estas cosas», señalaba a media mañana junto a la caja registradora.

Sin embargo, los residentes en las dos avenidas afectadas por el retraso y en las calles próximas tienen una visión completamente opuesta. «Es una tomadura de pelo, hacen lo que quieren y cuando quieren», señalaba Ceferino Gómez junto al Sanatorio del Carmen durante su paseo matutino. «No nos queda otra que aguantarnos y esperar», añadía, tras denunciar que los 1.800 metros que suman Pablo Iglesias y Manuel Llaneza «exigen ya una renovación total». Una renovación mucho más profunda que «los parches que pusieron hace poco para tapar los baches del asfalto», tal y como señala Felipe Vitón, también vecino de la zona.

A pesar de las divergencias, todos los consultados coincidían ayer en algo: la futura reforma será una actuación faraónica. «A nosotros nos viene muy bien que se hayan retrasado, porque si no ya nos podíamos estar preparando para tres años de obras en mitad de la crisis», apuntaba entre venta y venta Carlos Jirout, antiguo trabajador de la Marina Mercante que se «recicló» tras la reconversión industrial de los 90 y ahora regenta una tienda de ultramarinos al principio de Pablo Iglesias. «En otras ciudades, las reformas se hacen de día y de noche y se acaban en poco tiempo, pero aquí siempre se eternizan», se lamentaba. «Mejor que no empiecen todavía, porque si no esto iba a parecer la construcción de El Escorial», apuntaba en la misma dirección Carlos Alonso, propietario de la cafetería Lepanto, en Manuel Llaneza, un local en el que también regenta una administración de loterías. «Llevo en este sitio treinta años, por lo que he vivido varias remodelaciones y puedo decir que la más corta duró un año», apostillaba.

El punto discordante entre los comerciantes lo ponía ayer Eva Álvarez, dueña de una cafetería próxima al inicio de la calle Reconquista. «Esta calle necesita que se reordene el tráfico cuanto antes y que se ensanchen las aceras, así que este nuevo retraso es un incumplimiento más del Ayuntamiento», subrayaba. Pero también la oportunidad de esta intervención motiva posturas encontradas. «No veo ninguna necesidad de que se haga nada, las aceras están bien y hay farolas suficientes», comentaba María Vallines en su academia de Bellas Artes de Manuel Llaneza. «Está todo perfecto, arreglan por arreglar», decía Ángeles Fernández, en la tienda de vestidos de novia que hay al lado. «Los problemas serían más que los beneficios», apuntaba en una panadería Tania Rubio.

Pero tampoco en esto llegan a un acuerdo autónomos y residentes. «Están arreglando la avenida de Castilla, Ramón y Cajal... Al final vamos a ser los últimos en tener una calle decente», se quejaba en su portal de Pablo Iglesias Marisa Fernández. «Es una referencia de la ciudad, no es posible que se quede en este estado lamentable», añadía Alfonso Jiménez, que suele pasear a su perro «Sancho» a lo largo y ancho de la arteria. «Lo más importante es reordenar el tráfico, porque hay pasos de peatones que son muy peligrosos», opinaba Sonia Calvo, que vive justo en la intersección de las dos avenidas que el Ayuntamiento había prometido renovar antes de que finalice este año. «No entiendo el retraso, las calles están bastante abandonadas», señalaba su acompañante Andrés de la Fuente. Un retraso que afectará a dos de los principales ejes de comunicación interna en el casco urbano y nada menos que a los cuatro barrios que atraviesan y separan: el Centro, Laviada, El Llano y La Arena.

«Sólo faltaba que tal y como estamos de ventas nos levanten la acera»

María del Carmen Cue

Quiosquera

«No entiendo el retraso, las dos avenidas están bastante abandonadas»

Andrés de la Fuente

Vecino del centro

«Para hacer estas obras lo mejor es esperar a que se acabe la crisis»

Ana María Rodríguez

Empleada de zapatería

«Es una tomadura de pelo, hacen lo que quieren y cuando quieren»

Ceferino Gómez

Vecino de El Coto

«En otras ciudades las reformas se hacen rápido, pero aquí se eternizan»

Carlos Jirout

Tendero

«Es urgente reordenar ya el tráfico, hay pasos de peatones peligrosos»

Sonia Calvo

Vecina del centro

«Mejor que no empiecen todavía porque esto iba a ser como El Escorial»

Carlos Alonso

Dueño de un bar

«Hace falta una reforma en serio, no poner sólo parches en el asfalto»

Felipe Vitón

Vecino de La Arena