C. JIMÉNEZ

Los estudios de Marina Civil, con más de 500 años de antigüedad, han ido transformándose en relación directa con el avance de las nuevas tecnologías y a partir del próximo año afrontan un nuevo cambio metodológico, con la adaptación de los estudios universitarios al Espacio Europeo de la Educación Superior.

Aunque estas enseñanzas permanecen adscritas desde hace tiempo al grupo de las técnicas, la novedad es que a partir del próximo mes de septiembre el primer curso será común al resto de los grados que se impartirán en el nueva Escuela Politénica de Gijón. La actual diplomatura se convierte en grado en ingeniería marina (especialidad de máquinas) y grado en ingeniería naútica ytransporte marítimo (rama de puente). En los másteres en ingeniería marina y en ingeniería naútica (ambos de carácter profesional), repiten las especializaciones de los grados.

Rafael García Méndez, director de la Escuela Superior de Marina Civil de Gijón, explica que todavía queda por resolver la cuestión de las prácticas para que los estudiantes puedan obtener el título profesional. Al terminar los estudios, deben embarcarse durante un año en calidad de alumnos en prácticas para obtener el certificado profesional que expide Marina Mercante. Ni la Agencia Nacional para la Evaluación de los nuevos grados ni el Consejo de Universidades (adscrito al Ministerio de Educación) se han pronunciado aún sobre la conveniencia o no de incorporar en la etapa formativa esta fase de prácticas.

Las escuelas de Gijón, Bilbao y Barcelona defienden que se mantenga como ahora, fuera de los planes de estudio. «Ningún alumno cumple el año de embarque de tirón, lo van haciendo en períodos más cortos, en vaciones y cuando mejor les conviene a ellos. Además, la Universidad no tiene una flota para garantizar esos embarques», subraya García Méndez. En el lado contrario se sitúan los centros de Coruña, Santander, Cádiz y Tenerife que piden incluir esas prácticas dentro del grado. «Marina Mercante está abierta a las dos opciones», dice el director de la escuela gijonesa. Queda por ver la decisión, que en todo caso no se hará cumplir hasta 2014, cuando salga la primera promoción de Bolonia. «Nosotros estamos muy ilusionados porque estos estudios tienen muy buenas salidas profesionales», concluye García Méndez.