Miriam SUÁREZ

«Paso a paso, pero sin perder tiempo». Ése es el ritmo que se ha marcado la Asociación Gijonesa de la Caridad (Cocina Económica) para llevar a término la residencia de ancianos que cumplirá con las últimas voluntades de su benefactor, Luis Evaristo Bango Escacho. La institución recibió ayer la adjudicación provisional de un terreno de Somió que formaba parte de la antigua Pecuaria. Resuelta la ubicación del equipamiento, «ya podemos meternos en el diseño» del proyecto.

Los responsables de la Cocina Económica pretenden organizar un concurso de ideas para que «todo se haga muy limpiamente». Un procedimiento del que ya hablaron con el Colegio de Arquitectos de Asturias a raíz del fallecimiento de Bango Escacho. Las conversaciones con el colectivo profesional se retomarán «en cuanto tengamos el terreno», cuyo contrato de enajenación fue licitado por el Ayuntamiento, sin más ofertas económicas que la presentada por la Asociación Gijonesa de la Caridad.

Por la parcela, de 10.439 metros cuadrados, pagarán 1,9 millones de euros, cantidad que asciende a 2,2 millones con el impuesto sobre el valor añadido (IVA). Su adjudicación provisional permite a la Cocina Económica avanzar en un proyecto que lleva cuatro años estancado. «Construiremos un edificio de tres plantas, con capacidad para 120 plazas y unas dotaciones que serán el último grito del mercado», adelanta Luis Torres, presidente de la institución. «Habrá apartamentos y habitaciones, tanto dobles como individuales, para poder adaptarnos a cada circunstancia que se nos presente», añade.

Luis Evaristo Bango Escacho dejó a la Cocina Económica una fortuna valorada en 18 millones de euros, condicionando su herencia a la construcción de una residencia de ancianos. Desde su fallecimiento, en 2006, se han tenido que superar numerosos escollos burocráticos para poder acceder a ese legado. El dinero que el millonario gijonés guardaba en el Banco Nacional de Suiza continúa retenido. «Hemos tenido que llevar este asunto a los tribunales», explica Luis Torres, «pero, aun así, creo que disponemos de dinero suficiente para poder acometer la residencia».

Según las últimas voluntades de Bango Escacho, ese equipamiento asistencial no podrá admitir ni a extranjeros ni a alcohólicos. «Respetaremos lo que dejó dicho Bango, pero no vamos a pedirle el carné de identidad a nadie», puntualiza el presidente de la Asociación Gijonesa de la Caridad, que «seguirá atendiendo, de una u otra forma, a todo el que se acerque a esta casa».

Entre las previsiones de los responsables de la Cocina Económica está la de «reservar un porcentaje importante de plazas para personas con escasos recursos». Es decir, «para ancianos que paguen lo que puedan pagar. No pretendemos ganar dinero, basta con sacar para el mantenimiento de la residencia», precisa Luis Torres, que calcula la creación de unos 63 puestos de trabajo para poder ofrecer un servicio «de máxima calidad».