Eloy MÉNDEZ

A tenor de los datos ofrecidos ayer por la dirección del Albergue Covadonga, los inmigrantes se han convertido en el colectivo con mayor riesgo de caer en exclusión social. El centro gijonés acogió el año pasado a 971 transeúntes, 48 más que en 2008. Un incremento que se debió a la mayor demanda por parte de los ciudadanos extranjeros. No obstante, el número de pernoctaciones se redujo, debido al nuevo perfil del demandante. «Ahora atendemos a más personas, pero la estancia media ha bajado de quince a trece días», explicó ayer la coordinadora de programas del albergue, Julia María Castro.

Durante el anterior ejercicio, los trabajadores del Covadonga recibieron un total de 2.008 demandas de ingreso y computaron 12.107 estancias. Además, el servicio de atención de emergencia nocturna sumó 358 peticiones. Por sexos, el 84% de los usuarios fueron hombres, casi todos con edades comprendidas entre los 40 y los 59 años y españoles -un 23% fueron asturianos-. En cuanto a los inmigrantes, que requirieron una de cada cuatro ayudas, casi la mitad procedían de países de la Unión Europea y el 32% de naciones africanas. Además, también se produjo un significativo incremento de las peticiones por parte de sin techo que se acercaban a la edad de jubilación, y que ya representan el 25%.

«La atención nocturna aumentó notablemente con respecto a años anteriores, especialmente por las olas de frío que se sucedieron este invierno», afirmó Castro, que también señaló agosto como un período marcado por un repunte de las demandas. «Durante ese mes, mucha gente viene a trabajar a las diferentes celebraciones de la ciudad con un contrato precario, y eso siempre acarrea riesgos», señaló Lorenzo Mariñas, vicepresidente de la Fundación Albergue Covadonga.

A pesar del importante incremento protagonizado por los inmigrantes, la mayoría de los transeúntes que acudieron al Albergue Covadonga fueron españoles en paro y con importantes problemas para encontrar un puesto de trabajo. «Se trata de personas que llegan a nosotros como el último recurso, después de haber agotado casi todas las posibilidades», dijo ayer la directora del centro, la hermana Angelita Díez. Además, el centro tramitó 55 solicitudes del salario social, «con notables retrasos en la concesión en comparación a otros años» y alojó a nueve personas en la casa tutelada para la incorporación social. En total, 15 inscritos se beneficiaron de los talleres ocupacional y prelaboral de fabricación de velas.

Por otra parte, los responsables del albergue se mostraron respetuosos con los vecinos que se oponen a su traslado a un solar de El Natahoyo, pero destacaron «que no somos una actividad peligrosa» y que, en su actual emplazamiento en Lavidad, «nunca hemos molestado ni a vecinos ni a colegios cercanos».