Ángel CABRANES

«Invitamos a gijoneses, asturianos y turistas a que se sumen a intentar repetir el éxito de público del año pasado». El reto de José María Pérez, concejal de Promoción Económica, surgió ayer, mientras degustaba un pincho y una cerveza. Y no porque lo emitiera entre un círculo de amigos, sino porque marcó el inicio de la cuarta edición «Gijón de tapas». Un certamen que se prolongará hasta el domingo en el pabellón central del recinto Ferial Luis Adaro y que contará con la presencia de 24 locales hosteleros de la ciudad. Se ofertarán 72 platos diferentes, entre ellos, propuestas tan clásicas como la fabada, o postres de cuidada elaboración como el tiramisú. Todos competirán por atraer al mayor número de clientes y también por el galardón al mejor bocado del concurso.

«Animo a todo el mundo a disfrutar del placer de una caña bien tirada, acompañada de una tapa de calidad, a un precio popular». La invitación de Jaime Valdés, director general de marketing de la empresa cervecera Mahou, organizadora del certamen, no puede ser más suculenta. Gijón es la primera ciudad de España que inicia este año su particular ruta de pinchos, y aunque la seguirán Madrid y Ciudad Real, algunos aprovechan la oportunidad. Álvaro Muñiz, director del Ferial; Joaquín Miranda, director de la Sociedad Mixta de Turismo, y Quini, delegado del Sporting, son los primeros en acercarse a los 24 puntos de avituallamiento.

«Este año recibimos hasta 100 solicitudes de locales de la ciudad para tomar parte del concurso. Hemos tenido que descartar a muchos de ellos, aunque albergamos la esperanza de que el próximo año puedan participar», explica Ricardo Álvarez, presidente de la Asociación de Hostelería de Gijón, Carreño y Villaviciosa. Las cocinas empiezan a echar humo mientras algún curioso husmea los productos de la competencia. Comienza el camino hacia los 3.000 euros que obtendrá el ganador al mejor pincho; los 1.500, para el segundo y los 500 que recibirá el tercero. A la vez, se inicia la contabilización de las primeras visitas. Y es que las 25.000 personas y las 140.000 consumiciones registradas el año pasado, son también un buen bocado.