Gijón se prepara para celebrar por todo lo alto el «Día marítimo europeo», que tendrá lugar entre mañana y el viernes, con distintos actos. Uno de ellos será el llamado «Ho'okupu», un rito surfero de respeto a la naturaleza en el que se mezclan aguas de distintas procedencias. No es la primera bendición que reciben las aguas de Gijón. No hace mucho, un lama tibetano también dio su bendición en la zona de la Escalerona a la playa de San Lorenzo y es tradición que el párroco de San Pedro bendiga las aguas de la ciudad casi al comienzo del verano. No está de más tanta bendición, máxime cuando la Unión Europea, la misma que planifica recortes a troche y moche para paliar el elevado déficit público de España, ha cuestionado que la ciudad no tenga completada su red de saneamiento por la asignatura pendiente de la depuradora de la zona Este, una actuación que lleva camino de convertirse en «convidado de piedra» por su continua postergación en los presupuestos estatales. No conviene olvidar que el Consejo de Ministros ha dado su visto bueno estos días a una partida de 52 millones para tamaña obra, aparcada por los tiempos de vacas flacas y de recortes presupuestarios y que han convertido a la depuradora de la zona este de Gijón en la gran olvidada de los presupuestos. Es más, en el proyecto de este año ni siquiera llegó a contar con partida propia, para disgusto de los socialistas gijoneses y motivo de reproche político para su competencia, los populares.

Para más inri, los políticos preocupados de la «res» local ni siquiera podrán recurrir a los oficios de una de las autoridades más distinguidas que estará en Gijón en los próximos días para acudir a la celebración del «Día marítimo europeo», la ministra de Economía de Grecia, Louka Catseli, que bastante tiene con los recortes, planes y estrategias con los que debe hacer frente al malestar existente en su país por los ajustes de la crisis.

Pero tras el vaivén de los mercados financieros y de las bolsas de valores de la vieja Europa, el horno no está para bollos ni en Grecia, ni en España, por no citar a los vecinos de Portugal o a Irlanda. Hasta Paul Krugman, Nobel de Economía y premio «Príncipe de Asturias», acaba de publicar un artículo titulado «No somos Grecia», donde sostiene que la situación del país heleno no es extrapolable a Estados Unidos. Ante esta situación, no resulta baladí que las aguas de Gijón reciban bendiciones por partida triple para que la depuradora de la zona Este deje de ser virtual.