Eloy MÉNDEZ

Desde que las obras de rehabilitación del edificio de servicios técnicos del Ayuntamiento obligó a cerrar el pasadizo entre las plazas Mayor y del Marqués, las ventas de muchos negocios de la zona están también taponadas. Por eso, los comerciantes de este punto de intensa actividad comercial han pedido a los responsables de los trabajos, prácticamente finalizados, que abran el paso cuanto antes para que los peatones vuelvan a transitar por delante de sus escaparates. La respuesta les ha resultado desoladora: por el momento no se puede por «problemas legales sobre la propiedad» de parte del edificio afectado.

«Lo único que queremos saber es si vamos a pasar todo el verano con este paso tapado», afirma Gaspar Cayarga, propietario de una tienda de regalos situada en la plaza del Marqués, justo al lado de una de las salidas del pequeño túnel, ahora ocupado por material de obra y unas vallas. Según dice este pequeño empresario, desde que comenzó la rehabilitación del edificio en el mes de diciembre, sus ventas no han parado de descender, porque se nutre especialmente de turistas que se acercan desde el Ayuntamiento al puerto deportivo o viceversa. «Esto se ha unido al mal tiempo que hemos tenido este invierno y a la crisis económica. Muchos meses me hubiera salido más rentable no abrir la tienda», se lamenta.

Pero su enfado crece al señalar que, inicialmente, «nos habían prometido que abrirían el pasadizo en marzo, luego lo retrasaron a Semana Santa y ahora no hay fecha». Además, no entiende «qué tendrán que ver unos supuestos problemas legales para que todo vuelva a como estaba antes una vez se han terminado las obras y está todo aparentemente arreglado».

Las lamentaciones se escuchan también en una sidrería cercana, donde tampoco comprenden la postura municipal de no permitir a la constructora Assignia retirar por el momento sus pertenencias del gran arco. «Es cierto que el plazo de ejecución de las obras en el edificio finaliza en el mes de mayo, pero también es cierto que nos dijeron que el pasadizo se abriría antes», asegura el encargado del local, que también se queja de «las constantes pérdidas». «Desde que empezaron la rehabilitación, hemos pasado de ser uno de los lugares de paseo más transitados de Gijón a una esquina de una plaza a la que sólo vienen los perros a mear», concluye.

«Esperamos que en los próximos días alguien se acerque a explicarnos qué pasa exactamente, porque sería una faena empezar la temporada estival así», asegura Cayarga, que se ha puesto ya en contacto con responsables de la empresa constructora sin obtener una solución. «Simplemente me comentan que la decisión depende del gobierno local», añade mientras pasan los días sin una respuesta, lo mismo que pasaban antes los clientes por su tienda y que ahora bordean por otras calles para evitar la gran piedra que les han puesto en su camino.