Miriam SUÁREZ

Desde el Centro de Operaciones y Vigilancia de Acción Marítima (COVAM), situado en Cartagena, la Armada controla los intereses españoles en cualquier lugar del mundo, las veinticuatro horas del día. A lo largo de la semana, podrá verse en la Laboral una réplica a escala de este dispositivo, dentro de una exposición que resume los retos y misiones de la Marina del siglo XXI. Es la prueba de que las tecnologías resultan fundamentales para desenvolverse en los nuevos escenarios que se presentan.

Según el capitán de corbeta Diego Carriazo, la Armada tiene bajo control unos 50.000 barcos de los 70.000 que suelen estar navegando diariamente. Una base de datos que no deja de engordar gracias a la colaboración con agencias internacionales como la OTAN o los acuerdos suscritos con Francia y Portugal para el intercambio de información. La exposición de la Laboral muestra en directo, a través de una pantallas, el trabajo que realiza el COVAM de Cartagena.

Bajo el título «La Armada. Un entorno marítimo seguro en el siglo XXI», también se incluyen paneles y maquetas del buque de investigación oceanográfica «Hespérides»; del buque hidrográfico «Malaspina»; y de un nuevo buque de acción marítima (BAM) como los que el Ministerio de Defensa está incorporando a su flota. Tienen 35 días de autonomía y lleva a bordo 40 tripulantes, frente a los 200 que embarcan en una fragata como la desplazada a Somalia.

«Están especialmente diseñados para las necesidades del siglo XXI. Los patrulleros antiguos se irán dando de baja; tienen un mantenimiento muy oneroso», apuntó el capitán Carriazo. «Serán barcos con más presencia en el mar y menos en los puertos. No se verán tanto, pero estarán ahí», señaló, por su parte, el comandante naval de Gijón, Juan Manuel Beceiro.

Defensa ha encargado una serie de cuatro BAM -el segundo se botará el martes en San Fernando, Cádiz-, aunque ayer ya se advertía de que «haría falta» la contratación de otros cuatro más. Su distribución se decidirá cuando se haya completado la flota. Actualmente, la costa cantábrica está patrullada por el «Atalaya», que se acercará a la playa de San Lorenzo el próximo jueves para participar en la demostración de un ejercicio naval.

Actividades que se enmarcan dentro del programa del «Día marítimo europeo», que se celebrará en Gijón durante toda esta semana (entre hoy y el viernes 21). La seguridad será uno de los principales temas de debate. Así que la presencia de quienes se dedican a salvaguardar el litoral «resulta inevitable, aun cuando son tiempos difíciles (económicos) para todos, incluida la Armada», señaló el comandante Beceiro.

¿Los desafíos que afrontan? La proliferación de armas de destrucción masiva, la piratería, los tráficos ilícitos de personas y drogas, la contaminación y el terrorismo internacional. «La versión marítima del 11-S es posible», advierten los paneles de la exposición. Algo en lo que el capitán de corbeta Diego Carriezo, jefe de comunicación de la Armada, hizo hincapié en el recorrido inaugural que realizó junto a la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso.

Para hacer frente a estas situaciones, la Armada aboga por una tecnología similar a la que se utiliza en los aviones, que permitiría hacer un seguimiento más exhaustivo en mares y océanos. Los datos confirman la importancia de este cuerpo militar en la seguridad europea: el 60 por ciento de la población mundial vive a 100 kilómetros de la costa; el 90 por ciento del comercio exterior de la UE se canaliza por vía marítima; de los 27 países comunitarios, 22 son costeros o islas.

Actualmente, la Armada tiene una veintena de barcos en otras tantas misiones. En el caso del Cantábrico, el mayor problema reside en la contaminación. «Es evidente en toda la ruta de Finisterre, a la que se acercan los pesqueros por cientos y por miles», explicaron los anfitriones de una exposición que presenta una Armada española «preparada para el futuro».