Ángel CABRANES

«Hola, abuelitos, pero qué guapos estáis hoy, ¿eh?». Los 150 alumnos de Infantil del Colegio Virgen Mediadora, de las Dominicas, comenzaron de esta forma el tradicional «día del abuelo», realizado ayer en el centro escolar gijonés, que esta semana celebras sus fiestas. Los pequeños protagonizaron bailes, canciones y poesías sobre el escenario, desde el que compartieron con sus mayores una tarde «de mucha emoción». Hoy continuarán los actos, con la realización de una mesa redonda junto a los alumnos de Bachiller, en la que los docentes les orientarán en su futuro profesional.

Con media sonrisa y alguna lágrima, Narciso y Blanca Llera contemplan con orgullo «el baile de los dormilones. Creo que se llama así», aclaran entre ellos. Pero lo importante no era el nombre de la función, sino la actuación del pequeño Aitor. «Mira qué guapín está. ¿Se nota mucho que es nuestro primer nieto? Pues lo está haciendo muy bien para tener 3 años», comenta desde la primera fila esta abuela de 65 años. Numerosas cámaras de vídeo comienzan a aparecer entre el concurrido público, que disfruta como nunca escuchando canciones infantiles. «Las cosas que saben hacer nuestros nenos», se escucha entre los primeros aplausos que arrancan los bailes de los pequeños de 5.º A. «Es la segunda vez que vengo y cada vez lo hacen mejor», explica Javier Ceinos a uno de los abuelos más noveles. Los comentarios se realizan sin desviar la vista del escenario. «Lo pasan mejor ellos que nosotros», añade para restarle importancia a unos ojos que se tornan vidriosos ante la aparición del pequeño Izan García, de apenas 6 años.

El bullicio entre bambalinas es aún más importante. En una pequeña aula contigua al escenario, Covadonga García, ex alumna de las Dominicas y profesora en 3.º de Infantil, alecciona a los suyos. «Guardad silencio, que tenemos que escuchar cuándo nos toca». Pero los nervios traicionan a los pequeños, y la caída de una silla desata un estruendo en la sala. «Siempre pasa igual. A ver, ¿te hiciste daño?», pregunta, protectora, la docente al travieso autor de los hechos. «No me duele, no me duele», repite el niño mientras encara ya las escaleras que conducen al salón de actos.

La entrada y salida de los jóvenes actores se combina con pequeños vídeos que, curiosamente, tienen como protagonistas a los que ahora forman parte del público. En ellos se pueden ver imágenes de juventud de los propios abuelos, acompañados de frases y dibujos que han ido añadiendo los «revoltosos de la casa. Porque un nietín te da la vida», como resume José Ramón García mientras se come a besos a su Judith.