M. S.

Las obras del nuevo aparcamiento subterráneo que se construye bajo la plaza del Parchís y la ampliación del «parking» ya existente en el paseo de Begoña también obstaculizan el casco urbano. Aunque el Ayuntamiento asegura que los efectos sobre estos dos puntos neurálgicos de la ciudad «están más o menos controlados», lo cierto es que «en Begoña pueden producirse problemas» a medida que vayan avanzando los trabajos.

La ampliación del aparcamiento afectaría, en concreto, a la calle de San Bernardo, por la que circulan diariamente unos 2.200 vehículos. Esta vía comunica la Carretera de la Costa con la plaza Mayor a través de un único carril. El equipo de gobierno municipal, en colaboración con la empresa adjudicataria de la obra del «parking», baraja la posibilidad de «preparar la acera de Los Campinos» para que pase el tráfico rodado.

La ejecución del proyecto, de momento, afecta únicamente al tramo peatonal de la calle de Covadonga que comunica el paseo con Los Campinos. De este tramo ya se han retirado las palmeras y la fuente del Anzuelo, donde la afición del Sporting festejaba los éxitos del equipo rojiblanco. Los operarios pronto necesitarán ocupar la calzada de la calle de San Bernardo, para poder así construir las bocas de acceso a las nuevas plazas de aparcamiento previstas con la ampliación.

El proyecto de la plaza del Parchís causa al Ayuntamiento menos rompederos de cabeza. Aunque se trata de una obra que también altera la zona centro, su impacto está resultando «más llevadero». Que las vallas ocupen uno de los carriles de la calle Jovellanos «apenas está generando incidencias» en el tráfico de una arteria que desemboca en el Muro de San Lorenzo.

«Quedan otros dos carriles operativos (uno para girar hacia San Bernardo y el otro para seguir hacia la playa), con lo cual no hemos tenido que buscar desvíos alternativos», explican. Se trata, en cualquier caso, de obras a largo plazo, que se prolongarán más allá de los meses de verano.