Hay libros de salón como salones del libro. E incluso salones llenos de libros de literatura de salón. Gijón promueve estos días un encuentro de autores y editores de ambos lados del charco, lo que da pie a reflexionar que no existe mejor inversión que un libro. La literatura te transporta a otros mundos y a otras vidas porque un libro es la extensión de la imaginación y la memoria. A veces los periodistas preguntamos a nuestros entrevistados qué libro se llevarían a una isla desierta. Sería más oportuno preguntar qué isla se llevarían a un libro, pues la lectura es un viaje imprevisible en zapatillas de andar por casa; es la gimnasia del cerebro, un ejercicio saludable de la inteligencia que mejora con la edad, como el buen vino (y qué buen maridaje hacen al paladar del que lee tintas y tintos). Un buen libro derrite el corazón de hielo y llena de agua limpia el pozo vacío de las lágrimas. Mandemos a la hoguera del olvido a los pirómanos, pues un bosque que se quema es también un libro que arde.