Ángel CABRANES

«No fallaré a mi cita con Sabina». Paula Coviella subraya el 28 de julio como punto álgido del verano gijonés. Será el día en que Joaquín Sabina visite el teatro Jovellanos, dentro del extenso programa de festejos de este verano. Unas propuestas acogidas con interés por muchos ciudadanos, dada la «variedad y calidad de los intérpretes», aunque algunos subrayan la importancia de «medir el gasto en este tipo de eventos, porque los recortes deberán llegar a todo». Los conciertos gratuitos en la playa de Poniente son otros de los valores añadidos que tienen en cuenta, pero animan a recuperar la visita de «grandes artistas internacionales como "The Rolling Stones", porque aunque haya que pagar entrada, revierten en la economía de la ciudad».

«A mí me van los clásicos. Por ejemplo, disfruté mucho el año pasado con El Consorcio. Son de la mi época», destaca José Luis del Río, de 65 años, mientras camina por el puerto deportivo en dirección a la playa de Poniente. Es allí donde se centran buena parte de los conciertos gratuitos del verano gijonés, un tipo de oferta que este jubilado del sector naval califica de «muy atractiva, pero ahora tocará moderarse un poco en el gasto. Los recortes llegarán para todo». Incluso invita a un posible recorte: «Podrían ahorrar en fuegos artificiales. No son para tanto y muchas veces queman buena parte del dinero del presupuesto. Nunca mejor dicho».

Elena Machado, de 22 años, aplaude las propuestas más juveniles, como «Bisbal y Camela», aunque cree que «el programa de este año es algo más flojillo que en ediciones anteriores. Será por la crisis», subraya mientras reanuda con prisa su trayecto hacia el trabajo. La santanderina Cristina Casanueva se suma a su opinión, pero descubre que «en Cantabria no existen propuestas tan variadas y gratuitas. Desde que vine a Gijón a trabajar, hace cuatro años, me quedé sorprendida con la cantidad de conciertos que había. Siempre encuentras algo que te atrae». Casanueva, de 23 años, es otra de las que se suma a «ver a Sabina en el Jovellanos».

Mari Luz Rodríguez prefiere tomarse el verano con calma. Mientras escucha la radio y fotografía los barcos amarrados en puerto, señala que «prefiero evitar los barullos. La gente se pelea por coger sitio para ver las actuaciones. Hay que estar más atenta a que no te roben la cartera que a los que están sobre el escenario».

Precisamente ese tipo de encuentros es los que echa de menos Jorge Álvarez. «Todavía me acuerdo cuando vinieron "Dire Straits". Eso sí que eran conciertos. Hay que traer artistas de caché como aquellos. No digo todos los años, porque supongo que no hay dinero suficiente para ello, pero sí de vez en cuando. Era algo normal verlo, y parece haberse perdido con el tiempo. Tenemos que recuperar ese cartel de ciudad de grandes eventos», sostiene este gijonés de 55 años.

Como si estuviera escuchándole, Nicanor Álvarez apunta una respuesta a su petición: «Reducir costes también implica aminorar la calidad de los conciertos. Aunque no se quiera, el criterio tiene que variar a la hora de contratar las actuaciones». Álvarez se suma al rotundo aplauso con el que se espera a Joaquín Sabina y se postula como «uno de los que irá a "Las noches de la plaza mayor", y quizá también a Poniente. Es que allí son demasiado tarde los conciertos».

Y es que la explanada frente al Consistorio gijonés es otro de los puntos de atracción dentro del programa de festejos, aunque «a veces se queda demasiado pequeño», afirma Ana Aisa. Esta aragonesa de 27 años lleva los tres últimos trabajando en Gijón, donde «en el verano las calles son un hervidero de gente, en buena parte, por las propuestas culturales. En Zaragoza se ha seguido un modelo similar en los últimos años, aunque creo que no existen tantos eventos gratuitos».

Uno de los grandes beneficiados del gran trasiego de la ciudad es el sector hostelero. Montserrat Abascal regenta la vinatería El Monje desde hace siete años en el barrio del Carmen, y afirma que «no suelo notar mayor afluencia de público debido a la programación estival, pero sí hay muchos compañeros a los que le beneficia. Siempre es bueno para la ciudad y creo que, en cuanto a actividades, hemos ido mejorando. Hay que promover el turismo desde todos los ámbitos y el de la cultura es uno de los pilares importantes».

Más pesimista es Miguel Sierra. Argentino de 35 años y dueño de la cafetería Malony desde hace 11, su local en la calle Marqués de San Esteban es una de las paradas en el camino entre los principales ejes del programa de festejos. «Las propuestas de conciertos en estos últimos tres años van de malo para abajo. Hay que traer artistas con más repercusión. El ejemplo está con el Sporting. Desde que está en Primera la ciudad ha mejorado su economía gracias a las numerosas visitas de residentes de otras comunidades. Lo mismo sucedería si se plantearan conciertos de un mayor tirón. Si das algo bueno, la gente siempre responde», concluye Sierra.

«Echo de menos artistas de gran caché internacional, como los que acudían hace años»

<Jorge Álvarez>

«Las propuestas son más flojas que en ediciones anteriores; supongo que será motivado por la crisis»

<Elena Machado>

«Evito los barullos de los conciertos gratuitos, la gente se pelea por hacerse un sitio»

<Mari Luz Rodríguez>

«Es bueno que sigamos apostando por el turismo desde todos los ámbitos»

<Montserrat Abascal>

«El programa es muy atractivo, aunque espero que se moderen en los gastos»

<José Luis del Río>

«Reducir costes implica variar el criterio de contratación, pero la oferta sigue siendo amplia»

<Nicanor Álvarez>

«Las calles se convierten en un hervidero, en buena parte por la gran oferta cultural»

<Ana Aisa>

«Cantantes de mayor tirón atraerían a visitantes de otras comunidades»

<Miguel Sierra>