R. GARCÍA

Santiago Cobos Fernández, uno de los presos más famosos de la historia de la crónica negra de la ciudad, ha conseguido que le rebajen en parte una de sus múltiples condenas. El reo, cuyo nombre apareció durante años en la lista de delincuentes más peligrosos del país, acumula actualmente casi una decena de sentencias en su contra. Estos fallos judiciales le mantendrán en la cárcel hasta por lo menos el año 2035. Ahora esa fecha podría rebajarse.

El Consejo de Ministros le dio la pasada semana a Cobos un pequeño respiro. El Ministerio de Justicia ha decidido rebajar al delincuente la condena que se le impuso en junio de 1995 como responsable de un delito de desacato a un tribunal. De los seis años de privación de libertad que se le impusieron, el reo deberá cumplir sólo dos tras el indulto que se publicaba ayer en el «Boletín Oficial del Estado» (BOE). El juicio en el que se vieron estos hechos quedó grabado en la mente de los gijoneses. Santiago Cobos intentó entonces huir de los Juzgados, matando a un policía.

Los hechos tuvieron lugar en junio de 1995. El delincuente llevaba ya en la cárcel cinco años y había planificado una huida en Gijón, pero sus planes se torcieron. Durante su estancia en prisión envió varias cartas amenazantes al magistrado del Juzgado de lo penal número 1 de la ciudad. Su objetivo era salir del centro penitenciario y escaparse en su traslado a los Juzgados. Su plan salió bien en un primer momento.

El juez le procesó por desacato y le llamó a declarar. Fue una mañana «horrible», según recuerdan a día de hoy algunos de los que estuvieron aquel día en los Juzgados.

Mientras se encontraba en el calabozo de la sede judicial gijonesa, el compañero de celda de Santiago Cobos pidió a un agente de Policía encargado de su custodia que le dejara ir al baño. Sin dar tiempo a que el funcionario reaccionase, ambos delincuentes se abalanzaron sobre él, le arrebataron el arma y le dispararon, causándole la muerte. Otro agente que intervino resultó herido en una pierna. Los delincuentes tomaron entonces como rehenes al resto de reclusos. Sólo se entregaron después de resultar heridos y comprobar que su arma había quedado inutilizada.

Pero no fue el primer delito cometido por Santiago Cobos. No en vano, las fuerzas de seguridad le consideran un delincuente peligroso, siempre obsesionado por abandonar la cárcel. Poco antes de este asesinato, el reo había participado en un motín en la prisión de Zamora junto con otros tres compañeros que secuestraron durante siete horas a un funcionario. Años después, en 1999, intentó escaparse del centro penitenciario de Madrid III y fue detenido por agentes de la Guardia Civil en el perímetro del centro penitenciario. En el momento del arresto intentaba escapar escalando los muros con la ayuda de una ganzúa y varias cuerdas. Los presos eligieron la hora de la cena, pero no consiguieron despistar a nadie. Santiago Cobos siguió intentando huir a toda costa. De hecho, fue el protagonista de varios motines poco después en cárceles de Jaén y de Barcelona.

En la actualidad, los responsables de Instituciones Penitenciarias han detectado mejoras en el comportamiento del preso, por lo que han rebajado su nivel de control. Cobos se encuentra en una celda convencional en la prisión de Nanclares de Oca, en la provincia de Álava. El tristemente célebre delincuente está alejado ya de las cárceles de alta seguridad, en las que estuvo interno durante muchos años.