M. CASTRO

Alejandro Cercas ofreció ayer una conferencia en Gijón titulada «Europa 2020: hacia un mercado laboral que fomente la cohesión social y territorial».

-En gran medida le debemos a usted que el Parlamento europeo bloqueara, en 2008, la directiva que pretendía ampliar la jornada de trabajo en la UE hasta las 65 horas semanales.

-Aunque se hubiera aprobado esa directiva, en España hubiera sido difícil que llegara a aplicarse, porque ni los sindicatos ni los partidos hubieran aceptado sobrepasar las 48 horas. Pero si lo hubieran aceptado en la república Checa o en Polonia, podía haber acabado repercutiendo en empresas españolas, como la siderurgia de Asturias. Podía haber favorecido deslocalizaciones y procesos fuertes de xenofobia, racismo y antieuropeísmo que destruyan las bases de confianza entre unos y otros.

-¿Cómo ve las medidas que se plantean ahora para salir de la crisis, con ampliación de la edad de jubilación, congelación de pensiones y recortes salariales en varios países de la UE?

-Son «soluciones» a corto plazo, cuando el problema es estructural.

-¿Cuáles son las recetas adecuadas para embridar la crisis?

-Tener una visión a medio y largo plazo. Las cuestiones urgentes no deben hacernos olvidar las importantes. Las demandas de austeridad que se invocan desde la ortodoxia europea se plantean porque necesitamos adelgazar, porque estamos gordos; pero si la dieta es tremenda, acabaremos muy estilizados, pero en el cementerio. ¿Es urgente mejorar las finanzas públicas?, sin duda. ¿Pero tenemos que hacer eso a costa de sacrificar el crecimiento dos años?, porque si no hay crecimiento nos vamos a tener que endeudar más. Hay que tener cuidado con no generar un problema mayor al querer resolver otro.

-¿Están forzando los mercados financieros el ajuste?

-Si no saneamos y España no puede afrontar el pago de la deuda, los mercados nos penalizan. Pero también penalizan que no haya expectativas de crecimiento de la economía. Tan suicida es negarse a la terapia y a la disciplina presupuestaria como creer que con sólo con ella vamos a salir del agujero.

-¿El peligro es para los países del Sur?

-Para todos. Alemania ha tenido la tentación, hace quince días, de dejar caer a Grecia y predicar el abandono del euro de los países con problemas en sus finanzas públicas. Pero se han dado cuenta de que eso dejaría fallidos los miles de millones de euros de la banca alemana con el Estado griego. Aquí, o nos salvamos todos o nos condenamos todos. La pregunta sin responder es si vamos a estar unidos sólo para ajustar la economía o también para relanzarla y buscar la cohesión social.

-¿Le parece justo que pensionistas, funcionarios y usuarios de la sanidad pública paguen los platos rotos por los «bonos basura» con los que la gran banca desencadenó la crisis?

-¿Es injusto que en la guerra mueran los inocentes? Pues es muy injusto, pero cuando cae la bomba... Ahora estamos viendo las primeras medidas del ajuste: el torniquete para impedir que el enfermo se desangre. Estoy convencido de qué hay que hacer pagar a los responsables de este desastre. Pero eso tendrá que hacerse con medidas tomadas a escala de la UE o del G20, como pueden ser las relativas a la fiscalidad. Lo que ahora está haciendo el Gobierno es lo más urgente. En julio España tiene que hacer frente a vencimientos de deuda por 20.000 millones de euros; si no tranquilizamos a los mercados, al final las consecuencias van a ser peores también para los pensionistas y los funcionarios. La congelación de las pensiones puede superarse dentro de un año y medio; pero si tenemos que pagar más intereses por la deuda, a lo mejor acaba habiendo pérdida de capacidad adquisitiva a largo plazo.

-Todos los grupos políticos, salvo el PSOE, han pedido en el Congreso que se mantenga el poder adquisitivo de las pensiones.

-Creo en el derecho que tiene la oposición de fiscalizar al Gobierno, pero también tiene la obligación de dar alternativas. El Gobierno ha cometido errores, pero la oposición se limita a la crítica y lo que está haciendo es que el boquete sea más grande y entre más agua, cuando todos vamos en el mismo barco. Si sigue así, el PP puede obtener una victoria pírrica para deteriorar al Gobierno, porque probablemente después vaya a tener que administrar una herencia muy complicada.

-¿Cuáles son las medidas estructurales por las que aboga?

-En dos años hemos perdido todo el empleo que se había generado en diez. Para salir del agujero habrá que construir una nueva economía, lo que llevará al menos cinco años.

-¿Cómo?

-Buscando la excelencia. No podemos mantenernos, en un mundo globalizado, más que con innovación y productos de gran valor añadido. Y eso sólo se podrá hacer mejorando nuestro capital humano. Tenemos que dedicar el doble a investigación, innovación y educación superior. También tenemos que hacer un cambio en el mercado de trabajo para hacerlo más flexible y más seguro al mismo tiempo.

-¿Es eso compatible?

-En Dinamarca las empresas pueden gestionar con enorme flexibilidad la entrada y salida de trabajadores. El Estado danés asegura el 80% de su salario a quienes quedan en paro y también los recicla para un nuevo empleo. Claro que en Dinamarca hay una presión fiscal del 55% y los sindicatos producen un enorme valor añadido en las políticas de empleo. Habría que aprovechar la crisis para hacer cambios profundos. También institucionales. Tenemos un Estado de las autonomías que hay que revisar y alcanzar un pacto nacional en educación.

-¿En qué cree que hay que revisar el Estado de las autonomías?

-En España hay servicios que están duplicados y triplicados, y eso es ineficiente. Por eso hay que hacer una revisión a fondo del Estado de las autonomías, porque hemos multiplicado y troceado la Administración en multitud de cuestiones en los que con una teníamos bastante. ¿Por qué tenemos que tener 17 institutos de excelencia, cuando en España no hay masa crítica ni para dos? ¿Por qué esa enorme cantidad de televisiones autonómicas? ¿No podemos, razonablemente, ofrecer a los ciudadanos los mismos servicios trabajando en red y con sinergias?

-¿Habla de que el Estado recupere competencias?

-Lo que quiero decir es que hemos descentralizado el Estado, pero está sin resolver la cooperación de las autonomías con el Estado y entre ellas. ¿Cómo puede haber 17 entidades que actúan como estrellas errantes? El sistema tiene que estar coordinado. Y eso también podría querer decir que puede haber un adelgazamiento de la estructura del Estado, cuando ha habido competencias transferidas a las comunidades autónomas. Si uno de los objetivos económicos es reducir un 20% el consumo de energía en España, ¿por qué no plantear que el Estado de las autonomías funcione con un 20% menos de gasto?

-Puede haber temas muy espinosos, como el que plantea de las televisiones autonómicas.

-Yo no afirmo nada, simplemente digo que esto habría que discutirlo sin tabúes y con generosidad por ambas partes, planteándose objetivos ambiciosos. Entramos en la transición pensando que el Estado iba a gestionar el 50% de los recursos públicos, las autonomías el 25% y las corporaciones locales el 25%. Ese modelo se ha cambiado por la inercia de las cosas. ¿No sería el momento de replantearlo?

-¿Cómo, cuando Cataluña está remando en sentido contrario con el Estatuto y el resto de las autonomías quiere café para todos?

-Felipe González me enseñó que en España hay límites. Uno no puede creer que no los hay. Los políticos inexpertos creen que pueden hacer lo que quieran. Pero hay limitaciones presupuestarias y límites constitucionales y racionales que hay que asumir. Eso desde que nos echaron desde el paraíso terrenal.

-¿Y quién le pone el cascabel al gato, cuando los adalides de esa postura son Montilla y el PSC?

-No quiero meterme en la batalla. Lo que digo es que a veces estamos como en el cuadro de Goya, pegándonos garrotazos. Considero que hace falta dar un salto hacia un Estado autonómico cooperativo con lealtad institucional de unos y otros, y que eso redundaría en beneficio de todas las partes, del centro y de la periferia. España debería aprovechar la crisis para saber que no podemos seguir así, utilizando recursos que no tenemos y pensando que a mí me puede ir bien y al vecino mal. No podemos pensar que una comunidad autónoma va a poder sobrevivir si el Estado se hunde. Es el momento de la reflexión: tenemos que aprovechar la crisis como una oportunidad y echar fuera el agua sucia, pero sin echar al niño con el agua sucia. Todos vamos en el mismo barco y somos interdependientes. Es una locura el nacionalismo, pensando que se van a salvar solos. ¿Cómo se van a salvar los de tal o cual región de España solos, cuando ya hasta los alemanes se han dado cuenta de que Alemania no se puede salvar sola?

«Vamos todos en el mismo barco y el PP busca agrandar el boquete, así puede obtener una victoria pírrica para desgastar al Gobierno, aunque tendrá que administrar luego una herencia muy complicada»

Perfil

«Asturiano consorte»

El eurodiputado del PSOE Alejandro Cercas Alonso nació hace 61 años en Ibahernando (Cáceres), aunque desde hace muchos años está estrechamente vinculado a Asturias. Se define como «asturiano consorte». Conoció en Toulouse (Francia) a su mujer, nacida en Ujo y con numerosa familia en Turón. Esta relación lo llevó a entrar en contacto con socialistas asturianos en la clandestinidad, en el entorno del SOMA y de Juventudes Socialistas. Como funcionario del Cuerpo Técnico Superior de la Seguridad Social entre 1977 y 1982, siguió en estrecho contacto con Asturias, al trabajar en la caja de jubilaciones de la minería como responsable en Madrid del régimen especial de la minería asturiana. Su currículum acumula, desde 1974, sucesivos cargos políticos, como su pertenencia al comité o a la ejecutiva federal del PSOE y su paso por el Congreso de los Diputados hasta que llegó al Parlamento europeo en 1999, en el que es miembro de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales.