R. G.

«Yo buscaba clientes que querían comprar pisos a través de subastas. Les ofrecía los inmuebles que iban a venderse en los Juzgados y lo tramitaba. No estafé a nadie». La que así se defendía ayer ante el tribunal de la Audiencia Provincial era A. C. T., una gijonesa que se enfrenta a una condena de siete años de cárcel acusada de estafar a la propietaria de un restaurante a la que supuestamente cobró 27.000 euros a cambio de un piso que nunca llegó. «Falsa, más que falsa», le dijo ayer la víctima cuando se cruzaron en la sala de vistas del Juzgado.

La acusación particular y la fiscalía aseguran que la presunta estafadora se aprovechó de la relación de confianza que había establecido con la víctima para llevar a cabo el delito. «Venía mucho al restaurante y la conocía de ser cliente, nuestros hijos también se hicieron muy amigos y me fié de ella completamente, pagué la inocentada», aseguró ayer la víctima. La acusada, que ya ha sido condenada por un delito de apropiación indebida, ha devuelto parte del dinero supuestamente estafado.