Ángel CABRANES

«En el año 2050, el 70% de la población mundial residirá en ciudades. Es el momento de comenzar a estudiar propuestas para redibujar un entramado urbano que esté más abierto al diálogo y a interactuar». Rosina Gómez-Baeza, directora del Centro de Arte y Creación Industrial de la Laboral, abrió ayer de esta forma la exposición «Habitar». Una muestra que recoge el estudio de diecisiete artistas de todo el mundo que utilizan análisis tridimensionales y arquitectónicos para «analizar cómo la cultura digital se ha incorporado al diseño de las ciudades y cómo crear un urbanismo participativo y emergente». Este proyecto forma parte de la Mediateca Expandida y estará abierto al público hasta el próximo 8 de noviembre.

«Presentamos el fruto de seis meses de trabajo que no es exactamente una exposición, ni tampoco va relacionado específicamente con la arquitectura. Es un intento de explorar, de otras maneras, fuentes de información que nos dan las propias ciudades», explica José Luis de Vicente, comisario de la exposición «Habitar». Los proyectos presentados dan buena nota de sus palabras, en los que se «muestran investigaciones en curso del campo de la inteligencia espacial a través de software, tecnología 3-D y objetos».

El análisis en tres dimensiones del uso de las estructuras wi-fi, o de la red de telefonía móvil en momentos puntuales del día, forman parte de una de las siete secciones en las que está dividida al exposición. Este tipo de estudio también es protagonista del proyecto que presenta Pedro Miguel Cruz, primero de la muestra, y titulado «Visualización del tráfico en Lisboa». «Esta obra consiste en varios experimentos visuales dirigidos a señalar en el mapa las coordenadas del GPS de la red de taxistas de la capital portuguesa. En ella también se refleja la velocidad a la que circulan a lo largo del día. Es una forma distinta de visualizar una información útil, que hasta el momento no era habitual conseguirla», explica De Vicente.

Otra de las fuentes a las que han recurrido los barceloneses Marina Rocarols y Enrique Soriano ha sido el uso del servicio público de bicicletas en su ciudad. «La gente no tiene acceso a datos que ha generado. Son los casos de cotas del tráfico donde no se registra la devolución de los vehículos o los propios flujos de traslado», afirma Rocarols. «Porque en el fondo, dentro de la ciudad todo se mueve, y nada permanece estático», añade su compañero.

El acceso a esta información, como reconocen los propios protagonistas, es muchas veces complicado. Las empresas o instituciones encargadas de la gestión de servicios prestados en los núcleos urbanos no suelen colaborar en el desarrollo de estas investigaciones. Algo que no ha sido traba para Nerea Calvillo, que con «Labo_In the air», ha intentado «hacer visibles los agentes microscópicos e invisibles de las ciudades para ver cómo reaccionan. He optado por el uso de mallas topográficas que reflejan los índices de contaminación generados en determinados puntos de Madrid».

Nuevas e innovadoras herramientas se aúnan en la Laboral para hacer del hogar más público, la casa más agradable en el futuro.