A. RUBIERA

Cada 30 segundos alguien en Europa sufre una fractura ósea que parece estar provocada por una caída o un golpe, pero en la que ha tenido un peso fundamental la progresiva disminución de la cantidad y la calidad del hueso de la persona afectada. La osteoporosis, como se denomina a esta frecuente enfermedad de alta relevancia social y económica que afecta en mayor medida a las mujeres mayores de 50 años, está relacionada con gran porcentaje de fracturas de cadera, muñeca y vértebras. Tampoco resulta nada desdeñable saber que sólo el 40% de los pacientes que sufrieron una fractura de cadera por esta causa recuperan y retornan totalmente a la situación previa.

Combatir la osteoporosis descansa, a día de hoy, en el diagnóstico previo de ese problema óseo. Un diagnóstico que se realiza mediante una densitometría (DXA), que es una prueba basada en la exposición del paciente a los rayos X. Frente a esa realidad diagnóstica que implica una radiación, una lista de espera y un coste económico en aparataje y por cada prueba realizada, ayer en el Hospital de Cabueñes se dibujó un horizonte muy diferente.

El traumatólogo Miguel Ángel Suárez-Suárez presentó en el salón de actos del centro sanitario gijonés un «nuevo y revolucionario método que permite realizar el diagnóstico de la osteoporosis mediante técnicas de inteligencia artificial», explicó el experto. El método arranca con la simple contestación de los pacientes a una larga encuesta con preguntas del tipo: ¿cuántas manzanas come a la semana?, ¿cuántas horas de sol, aproximadamente, recibe a la semana?, ¿cuántos vasos de leche consume en un día?....

A partir de las respuestas obtenidas y utilizando técnicas de «minería de datos» y estadística avanzada, un ordenador identifica 12 variables que influyen en la densidad del hueso y la osteoporosis en mujeres menopáusicas: peso, talla, actividad física, exposición al sol, número de embarazos, consumo de grasas, colesterol, proteínas, láctos, sodio, calcio, vitamina B12 y energía. «Lo verdaderamente innovador -explican los expertos- es que se ha conseguido desarrollar un sistema de inteligencia artificial que es capaz de, con todo eso, calcular la densidad de masa ósea con una precisión de más del 95%, y diagnosticar por tanto si se padece o no osteoporosis».

La prueba ya se ha hecho: 76 mujeres posmenopáusicas se hicieron una DXO convencional y, luego, contestaron a la encuesta sobre hábitos alimenticios y estilos de vida. Los valores recogidos en la densitometría coincidieron casi totalmente con el valor resultante tras el procesamiento «inteligente» del cuestionario. Se demostraba, así, que ese sistema de inteligencia artificial basado en las matemáticas, también denominado «redes neuronales artificiales», es novedoso en su aplicación sanitaria, pero apunta muchas posibilidades.

«Nos sorprendió la gran precisión de la red neuronal y nos da a entender que estamos, aunque sea de una forma muy incipiente, ante un método bueno, bonito y barato para llegar al diagnóstico de la osteoporosis y otras enfermedades en los próximos años», indicó Miguel Ángel Suárez-Suárez. El traumatólogo es el director del equipo investigador multidisciplinar implicado en este singular desarrollo que ya está inscrito en el registro de la propiedad, que ha tenido repercusión como para ser publicado en la revista de más impacto internacional en computación e ingeniería; que ha recibido el respaldo de un premio extraordinario de doctorado en la Universidad de Oviedo y que ya ha despertado el interés de alguna empresa relacionada con el diagnóstico y tratamiento de la osteoporosis.

Además de Miguel Suárez, el equipo investigador lo integran el jefe del servicio de Traumatología de Cabueñes, Antonio Murcia; el ingeniero y responsable de I+D+i de la empresa Tecniproject, Fernando Sánchez Lasheras, y el ingeniero y profesor de la Universidad de Oviedo, Javier de Cos.