La iglesia parroquial de San Pedro se llenó ayer sábado, a primera hora de la tarde, de amigos, compañeros de profesión y convecinos de Juan José García Bericua, constructor gijonés de larga trayectoria, gerente de Bericua S. A. y uno de los fundadores de Asprocon (Asociación de Promotores y Constructores de Gijón), entidad de la que era, además, su presidente de honor. Todos querían testimoniar a su viuda, Nieves Alonso, y a sus hijos, Juan José, Marian y Óscar García-Bericua Alonso, el respeto y consideración que en vida se granjeó un gijonés que se consideraba «trabajador nato por herencia genética» y que entre sus virtudes citaba la «tolerancia, la prudencia y la tranquilidad».

Juan José García Bericua, fallecido a los 78 años tras una larga enfermedad, cursó estudios de Topografía y su primer empleo lo obtuvo en Estudios y Construcciones Cuesta; le esperaba luego un puesto en la sección de Urbanismo del Ayuntamiento de Gijón, en un momento en el que le tocó colaborar en la puesta en marcha del plan de ordenación diseñado por Germán Gamazo; su recorrido profesional volvió a la senda de la empresa privada, primero como apoderado y gerente de una empresa participada y, luego, tomando la riendas de sus propios negocios. En una entrevista concedida a LA NUEVA ESPAÑA el pasado año recordaba que su primera obra en sociedad fue un edificio de viviendas protegidas en El Llano, aunque el que consideraba su mejor trabajo era el realizado conjuntamente con Abundio Gascón, una manzana entera de 100 viviendas en la calle de Carlos Marx. Con la incorporación de su hijo Juan José (arquitecto) al mundo de la construcción, optó por constituir la empresa familiar Construcciones Bericua S. A..

Sportinguista de corazón y gijonés «al cien por cien», decía, su familia tiene estos días el consuelo del cariño y respeto transmitido por muchos convecinos.