Ángel CABRANES

«El torero es también un filósofo, un pensador que, por la cercanía que tiene con la muerte, siente la vida de manera diferente». Günter Schawaiger define así una profesión que para este cineasta austriaco de 45 años va más allá de clichés. En 1996 descubrió la fiesta nacional por medio de un amigo, que le invitó a una corrida en la plaza de Las Ventas. Sus inquietudes sobre «el arte de Cúchares» fueron madurando hasta que, el pasado año, viera a la luz el documental «Arena». En él, Schawaiger establece un recorrido por varios países junto a maletillas, alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Madrid, novilleros y figuras del escalafón como José Tomás. Imágenes que pudieron verse en el pasado Festival de Cine de Gijón y que el pasado viernes volvieron al Antiguo Instituto, invitado por el Ateneo Obrero, para reivindicar «qué mueve a un joven a jugarse la vida en una plaza de toros».

«Mi colega Antonio Ordóñez, que curiosamente también tiene nombre de torero, me propuso ir a ver la corrida goyesca en la que Joselito se encerró en Madrid con seis toros. Me impresionó tanto, que decidí seguir conociendo este arte», reconoce Schawaiger. Desde entonces, este austriaco afincado en la capital de España, comenzó a descubrir los entresijos de un arte que «requiere un conocimiento importante y una madurez interior». Tras un prolongado período de documentación, fue a finales de 2006 cuando llegó el momento de comenzar el rodaje de «Arena», su forma de explicar «qué mueve a un joven en 2010, una época en la que hay muchas posibilidades para prosperar, a optar por jugarse la vida ante un toro».

La primera toma de contacto de Günter Schawaiger para dar respuesta a sus inquietudes fue la Escuela de Tauromaquia de Madrid. «Es increíble ver a niños de tan sólo 9 años convencidos en que quieren dedicarse a esto. La atmósfera que se crea impacta. Existe un gran respeto entre profesor y alumnos que llegan hasta de otros países. Cada gesto o movimiento no es fruto de la casualidad. Es como una especie de ceremonia», afirma el cineasta. Su siguiente parada fue recoger los testimonios de «maletillas, que buscan el camino de ser figuras del toreo por el camino más tradicional, el de las capeas» o «novilleros, que están a las puertas de dar el salto a la profesionalidad e intentan lograr ese último impulso para compartir cartel con los grandes».

El profundo análisis a la fiesta nacional se traslada también a países como Portugal, Francia y Colombia, donde también recogen las opiniones de los maestros Luis Bolívar, Uceda Leal, Sebastián Castella, Morante de la Puebla y una de las grandes figuras del escalafón, José Tomás. «Ellos cuentan cómo sienten el toreo. Porque ser torero viene unido a muchos clichés, pero son personas a descubrir. Son filósofos, pensadores, que por la cercanía que tienen con la muerte sienten la vida de manera diferente. Es por eso que he querido buscar en el documental un gran mosaico de personas vinculadas a este mundo, para poder completar la imagen de algo que va más allá de las plazas de toros».

Günter Schawaiger, que ha estudiado etnología y teatro en la Universidad de Viena y además de largometrajes dirige teatro y ópera, invita al público a descubrir las respuestas en su particular viaje personal por el mundo de la tauromaquia». Un mundo que no vive sus mejores momentos en España, pero que siendo valorado fuera de nuestras fronteras.