Eloy MÉNDEZ

El Colegio L'Andolina -golondrina en asturiano- echará a volar en cuanto los padres ultimen su proyecto y cumplan todos los requisitos legales. La Consejería de Educación y Ciencia del Principado ve con buenos ojos el plan de un grupo de familias gijonesas que pretenden poner en marcha una cooperativa para abrir en la ciudad un centro de Educación Primaria basado en el «modelo finlandés», menos memorístico y más atento a las emociones y particularidades de cada uno de los escolares. «Es una forma de generar empleo y nos parece bien», aseguró ayer la directora general de Planificación y Centros, María Jesús Otero, que aclaró que «si pretenden que el colegio sea privado, lo abrirán en cuanto tengan todo en regla y, si quieren que sea concertado, deberán esperar a la adjudicación pertinente».

De esta forma, el grupo de padres que hace unos meses inició contactos para poner en marcha un colegio «alternativo» reciben el primer espaldarazo institucional a su idea, que ya funciona en otros lugares de España. Aunque todavía no han decidido el emplazamiento del equipamiento escolar, sí tienen claro que estará al margen de cualquier ideario religioso, político o ideológico. Y que no será «elitista», sino basado en una concepción «diferente de la educación y de la vida» y dedicado especialmente a potenciar la relación entre los niños y sus familiares.

«Conocemos pocos datos del asunto, pero sabemos que se trata de una iniciativa privada y, en este sentido, tienen pleno derecho de hacer lo que consideren oportuno dentro de las normas que existen», manifestó ayer Otero. Los impulsores de L'Andolina tienen como su principal referente al movimiento Otra Escuela es Posible, que ha impulsado la apertura de varios colegios que siguen el «modelo finlandés». El nuevo espacio escolar visualizado por los miembros de los promotores de la cooperativa contaría sólo con tres clases, una por cada nivel de Primaria. Así, los alumnos de 6 y 7 años compartirían aula, como los de 8 y 9 y también los de 10 y 11. La ratio máxima se fijaría en torno a los 20 niños para cada tutor.

Pero la gran innovación de este colegio sería, más allá del modelo educativo, su modo de gestión económica, a cargo de una cooperativa de padres de alumnos. La decena de familias que han mantenido contactos en los últimos meses estudian fijar la cuota de entrada en 5.000 euros y la mensual, entre los 200 y los 300 euros. Según afirman, ninguno de ellos posee un elevado poder adquisitivo, pero sí están dispuestos a hacer este esfuerzo que, además, les permitiría tener un control directo sobre las decisiones que afectarán al funcionamiento interno del colegio. Los impulsores del proyecto ya han dicho que su propuesta introduce cambios en el sistema mayoritario, pero que no rompe con las líneas maestras del mismo. Ahora sólo hace falta que pasen de las palabras a los hechos para que el Gobierno del Principado les permita hacer realidad su gran ilusión.