Ángel CABRANES

«¿Cómo tengo el traje? No admito ni una arruga», advierte Arturo Fernández en el paseo de Begoña, sacudiéndose la última gota de lluvia que impregna su chaqueta. Pero la elegancia del actor gijonés no estuvo ayer en su impecable atuendo, tampoco en su cuidado gesto. Se trasladó a través de su firma, la primera del libro de honor de la Cruz Roja de Gijón, para apoyar a un colectivo «que siempre es el primero en ayudar a los más necesitados».

«Cuando se trata de colaborar con la Cruz Roja, todo es poco», subraya Arturo Fernández tras estampar su firma en el libro de honor del colectivo gijonés en el salón de actos de la Asamblea local. Era la primera de las muchas rúbricas que realizaría a lo largo del día el hijo predilecto de Gijón. Porque más tarde, en el café Dindurra, medio centenar de simpatizantes le esperaba para que pusiera su nombre sobre los boletos del sorteo del oro, organizado por la Cruz Roja. «Vaya guapu que está», se escucha nada más que el veterano intérprete cierra su paraguas y atraviesa el umbral del local hostelero. Es el momento de empezar a repartir besos, como si reviviera el largometraje «Las chicas de la Cruz Roja», que protagonizó en 1958.

Sólo se detiene un momento, cuando su mirada se desvía hacia la puerta directa que tiene el Dindurra al teatro Jovellanos, donde el próximo 3 de julio presentará la obra teatral «La montaña rusa». «Tengo unas ganas tremendas de cruzarla. Por desgracia, mañana (por hoy) me voy a Badajoz y después a Zamora para continuar con la gira. Así que tendré que esperar unos días para regresar a Gijón. Trabajar aquí es algo muy importante. Existen muchas nostalgias, muchos recuerdos, es mi ciudad, son mis raíces. Eso impone», afirma Arturo Fernández con la vista aún fija en esa puerta.

Las admiradoras le rescatan de sus pensamientos para que continúe agasajándolas, entre vítores y fotografías. «Tú sí que yes de oro, chatín, ya podías entrar en el sorteo», le piropean. Porque los grandes galanes son incombustibles y Arturo Fernández es uno de ellos.