C. JIMÉNEZ

Carlos Salas, licenciado en Periodismo y Filosofía, ha sido redactor jefe de las secciones de Economía e Internacional del diario «El Mundo», así como director de la revista «Capital» y de los periódicos «El Economista» y «Metro». Ayer habló de la fiscalidad en los medios de comunicación en el curso de verano de la Universidad de Oviedo que se celebra desde el pasado lunes en la Escuela Jovellanos, bajo la dirección de los profesores Francisco José Delgado y Roberto Fernández Llera y que lleva por título «Los impuestos: una aproximación para los no iniciados».

-¿Cómo se puede comunicar bien sobre impuestos en tiempos de crisis?

-Hablar de impuestos siempre vende en el sentido de que si tú te posicionas en contra, el lector dice: «¡Bien! hay que oponerse», pero desde los medios de comunicación también tenemos una labor social en el sentido de informar al ciudadano y decirle: oiga, esos impuestos sirven para construir universidades como ésta en la que estamos y mantenerlas.

-¿Qué es lo que más preocupa ahora en el ámbito de fiscalidad?

-Por supuesto, la entrada en vigor de lla subida del IVA. Es la pelea que hay ahora entre los economistas, si es buena o es mala, y la pugna entre grandes superficies y proveedores, sobre si hay que asumir el IVA o no. Esa batalla se está combatiendo en los medios de comunicación.

-¿Qué opina de esa subida del IVA?

-Personalmente, no creo que sea el mejor momento; porque si tomas esa subida del impuesto, más la bajada del sueldo a los funcionarios, más la crisis económica, más los cuatro millones y medio de parados del país, más el efecto psicológico de terror a la subida de los impuestos y lo metes en un bombo, al final tenemos la tormenta fiscal perfecta.

-¿Cuáles serán sus consecuencias?

-La gente va a retraerse bastante en el consumo. Aunque no le vaya a afectar ahora mucho porque no se vaya a comprar un coche o un piso, hay un efecto psicológico sobre la población que de tanto escuchar sobre la crisis deciden gastar menos. No obstante, ha habido un efecto previo en el que las ventas de coches y productos electrónicos, sobre todo, televisores con el cambio a la TDT y el efecto del Mundial se han disparado. Todo eso ha animado muchísimo el consumo.

-¿Ese consumo masivo de equipos electrónicos puede llevar a una burbuja tecnológica?

-No tanto, porque nosotros usamos el concepto de burbuja cuando la gente confía en algo que en el fondo no tiene base, pensando que va a durar y de repente estalla. En este caso la gente lo que está haciendo es aprovechar el momento porque sabe que no tiene mucho dinero. Es consciente de que el Mundial se acaba y que el IVA al 16% también.

-¿Qué es lo que ha animado esas ventas en plena crisis económica?

-La gente lo que ha hecho es aprovechar la paga de verano y las financiaciones tan magníficas que hay ahora. Más que burbuja tecnológica lo que hay es una especie de burbuja de miniconfianza que es posible que estalle porque el país no está para eso, y lo saben los empresarios.

-¿Qué le parece la reforma laboral que plantea el Gobierno?

-Veremos si los empresarios contratan o no contratan. Si vemos que no se mueve un contrato, entonces es que había una burbuja de confianza.

-¿Qué repercusiones tendrá la huelga general de septiembre?

-Coincide con la presentación en las Cortes de los Presupuestos Generales del Estado. No creo que haya un cambio radical en la política del Gobierno, pero sí va a ser un golpe de imagen muy fuerte porque estás presentando unos Presupuestos para el año que viene en medio de una huelga general con las consecuencias que ello conlleva para todo el mundo que no está mirando ahora: los inversores, los titulares de fondos monetarios, los países de la zona euro... Para esas fechas sabremos cómo habrá afectado la subida del IVA y una huelga es lo que va a afectar más a la imagen del Gobierno. A escala internacional le puede dañar bastante.

-¿Todavía más?

-Sí. De hecho, ha habido una reacción del Gobierno con la visita de Strauss-Kahn, gerente del Fondo Monetario Internacional, para dar confianza a España, además de la llamada de Obama para decir que los planes Zapatero son creíbles y que adelante con la reforma laboral y el resto de Unión Europea diciendo que se están creyendo tu plan. Todas esas maniobras han salido de la Moncloa para contrarrestar la mala imagen que ha dado España desde febrero. En parte, porque no habían hecho sus deberes ni el Presidente ni el Gobierno entero. Llevamos dos años de crisis y no se ha afrontado una reforma a fondo como otros países, y eso le ha pasado factura a España.

-¿La reforma laboral debería haber llegado antes?

-Mucho antes, pero no me gusta hablar de la reforma laboral porque parece que estuviera diciendo que hay que echar gente a la calle. Lo que el Gobierno tiene que crear es un estado de confianza en los empresarios. Hace diez años que no había reforma laboral, teníamos despidos con indemnización a 45 días, lo mismo que ha habido hasta hace un mes, y los empresarios contrataban a manta porque había confianza en la producción y en la economía.

-¿Cuál es su propuesta?

-Al empresario le importa la reforma laboral, claro, pero también que el Gobierno le dé mucha confianza y le diga que esto está funcionando. El problema es que ahora no hay confianza y esos empresarios están muy decepcionados.

-¿Fue precipitado hablar de brotes verdes en la economía?

-Sí, pero yo siempre digo que hay que ser optimista. Trato de recoger de vez en cuando noticias optimistas. Hoy (por ayer), por ejemplo, sabemos que han entrado más turistas. Estoy tan harto de la crisis que no quiero formar parte de los periodistas que dicen: nos hundimos. Tengo los pies en la tierra y es verdad que no estamos bien; pero vamos a ver dónde encontramos brotes verdes, porque hay que lograrlo como sea.

-¿Qué impacto tendrán todas las medidas de ajuste sobre la Unión Europea?

-Todos los países están haciendo lo mismo que España, lo que pasa es que muchos lo hicieron hace ya dos años. Francia hizo un plan de ataque contra la crisis que aprobó en octubre de 2008 y puso en marcha hace año y medio. Alemania, en 2007, ya estaba trabajando en ello, e Irlanda, en 2008. Y nosotros, realmente, hemos empezado a hacer algo hace dos o tres meses, cuando anunciaron que van a reformar las pensiones, el mercado de trabajo, que hay que subir el IVA... pero todavía no ha hecho nada en firme. De hecho, la primera en poner en marcha la reforma laboral ha sido la agencia «Efe», que ha echado ya a la gente; eso es lo triste.

Perfil

Carlos Salas Abad

A lo largo de sus más de 25 años de experiencia en el periodismo económico, ha sido redactor de la revista «Actualidad Económica», redactor jefe de Economía e Internacional en «El Mundo» y director de la revista «Capital» y de los diarios «El Economista» y «Metro». Actualmente imparte cursos de periodismo y comunicación en empresas, escuelas de negocios y universidades. Acaba de publicar el libro «Las once verdades de la comunicación», en el que ofrece una batería de consejos prácticos para una buena comunicación empresarial.