Eloy MÉNDEZ

No hay tregua festiva en Gijón. De Este a Oeste, el concejo vivió un domingo de misas, procesiones, verbenas y comidas vecinales que serán, a partir de ahora y hasta el mes de octubre, la tónica general. Con la mirada puesta en la fiesta local de mañana, onomástica de San Pedro, varias parroquias y barrios de la ciudad salieron ayer a la calle para llevar del papel a la realidad sus respectivos programas festivos. Castiello, Jove y el Polígono disfrutaron de una jornada multitudinaria con actos mañana, tarde y noche.

En Jove, la fiesta sacramental de la parroquia llenó hasta los topes la iglesia durante la misa, que, como todos los últimos domingos de cada mes, también se ofició en idioma de signos para los fieles sordomudos. «Vino muchísima gente, estamos realmente contentos con la respuesta que hemos cosechado», señalaba tras la eucaristía, durante la que predicó Alberto Torga, el párroco José Manuel Álvarez. Después, la procesión de la Custodia abarrotó los caminos próximos al templo. Antes de volver a entrar en él, el sacerdote bendijo el Hospital de Jove desde la distancia.

Tras la devoción, llegó el momento de llenar la panza. Los vecinos repartieron vino y sidra y llevaron hasta el campo parroquial empanadas, tortillas y fiambre. Así, celebraron su particular jornada estival de convivencia, similar a las de San Blas o la Santa Cruz, las otras dos citas calientes del calendario festivo de Jove.

También con mesa y mantel celebraron su día grande los vecinos del Polígono. Tras unos pasacalles protagonizados por los grupos folclóricos «Flor de Xaranzaina», de Gijón, y «A. C. Peleriños», de Sarriá, más de doscientos residentes del barrio se dieron cita en los alrededores de los centros educativos para celebrar su particular comida de hermandad, amenizada con música, juegos y pasatiempos. Ya por la tarde, llegó el momento de los bailes de salón a cargo del Taller de Baile Ana y de la academia Mónica Lombardero. «Es una maravilla que la gente se reúna al menos una vez al año para vernos las caras y pasar un rato agradable», comentaba Ana María Manzaneda, una de las participantes en la jornada. Una verbena nocturna puso fin a tres días de ajetreo que han servido para consolidar estos festejos como unos de los más participativos de cuantos se celebran en los barrios de la zona urbana.

En Castiello de Bernueces amanecieron ayer con la resaca de la gran verbena del sábado, que reunió en los alrededores de la iglesia parroquial a miles de jóvenes de toda la ciudad y de otras partes de Asturias. «Es, sin duda, una de las mejores fiestas de prao de todo el verano», aseguraba, el sábado por la tarde, Rubén Montero, que se acercó con cinco amigos para disfrutar de «la orquesta y de la sidra». Todavía con los restos de la «movida nocturna» desperdigados por los caminos, los vecinos acudieron ayer a la misa por todos los difuntos de la parroquia, que estuvo precedida por una concentración de vehículos clásicos, organizada por la sociedad de fiestas y en colaboración del Club Seat 600 de Gijón.

Por la tarde, y tras la disputa de la final del campeonato de llave -en el que participaron jugadores de la parroquia y de otros pueblos próximos- se celebró una gran gymkhana, que duró dos horas y que mantuvo ocupados a numerosos niños por buena parte de todo el territorio de Castiello. Después, la orquesta «Bohemia» amenizó la tarde hasta el inicio de la actuación del showman local Cholo Juvacho, que animó el cotarro con sus canciones «de toda la vida».

Para hoy está prevista la actuación de los grupos musicales «Assia» y «Dakota» en el escenario instalado junto a la iglesia, a partir de las 23.00 horas. Un hora y media después dará comienzo un espectáculo de fuegos artificiales que correrá a cargo de la Pirotecnia Morís. La jornada de mañana se dedicará al socio y contará con misa en honor de San Pedro, concursos de tortillas y disfraces, entrega del bollu, una muestra de folclore y reparto de chocolate con churros.