Miami, Clara TRISTÁN

Restaurantes supuestamente españoles no faltan en la ciudad estadounidense de Miami (Florida). Es fácil encontrar mástiles con banderas españolas ondeantes, que actúan como reclamo de inciertas delicias españolas. Pero muy pocos pueden preciarse de serlo, de píes a cabeza -de la entrada hasta el último rincón de la cocina- como el Xixón. Traspasar sus puertas, respirar su ajetreado y bullicioso ambiente, cuidado con autenticidad en cada detalle, y reencontrarse con el delicioso e inconfundible aroma de los fogones españoles es suficiente para sentirse en casa a siete mil kilómetros de distancia. Y tomar unos culines, aunque sean escanciados «a la mecánica», puede ser el apoteosis cuando se lleva mucho tiempo en tierra extraña.

Es el caso de Juan, uno de tantos devotos del Xixón, que lleva trabajando más de treinta años en los Estados Unidos, y que se precia de haber servido a siete presidentes como camarero en la Casa Blanca. Compartiendo una botellina de sidra, éste oriundo de Quintueles, tras apurar pausadamente el último trago de la ronda, suspira: «No sabe igual que allí, pero préstame mucho más. ¡Si no tuviéramos el Xixón, habría que inventarlo!».

El invento comenzó fruto del azar y la determinación emprendedora de Begoña Tuya, una gijonesa de La Tejerona, en Ceares, que jamás se había planteado dedicarse a la hostelería hasta que su trabajo, en un banco de Miami, le obligó a tomar una decisión crucial en su vida. Y que responde al tópico del «sueño americano», que no termina, como en otros casos, en pesadilla. «Salí hace 30 años de Gijón para irme a Venezuela, estudié finanzas en Miami y trabajé una buena temporada en este sector hasta que me vi forzada a asumir un traslado que no quería, algo muy frecuente en Estados Unidos. Fue en ese momento, a principios de los años 80, cuando decidí dar un golpe de timón en mi vida, y abrir una diminuta tienda que vendía productos españoles, sobre todo embutidos. Los clientes me animaron a vender bocadillos. Me levantaba temprano, cocinaba en casa, y marchaba a la tienda hasta agotar existencias. Poco a poco me hice con una fiel clientela que iba aumentando hasta que me vi desbordada», recuerda.

Desde un inicio, la clave del éxito fue la autenticidad y mantener, contra viento y demandas de los clientes cubanos, el 100% español. Siempre, también, con el nombre del Xixón al frente, como marca de la casa. «Me decían que no iba a pegar, que la gente no recordaría el nombre. Y de hecho la gente nos llama de todo, Chinchón, Chonchón y los españoles Gijón, pero yo tenía ilusión por ponerle el nombre en asturiano, lo tenía muy claro. Y funcionó», sonríe Begoña.

Sus clientes más fieles son españoles, de la numerosa y variada colonia de residentes en Miami, y latinos de todas las nacionalidades que forjan el crisol «hispano» como seña de identidad de esta ciudad. Los «gringos» en menor medida, «pero aumentando poco a poco» y, sorprendente, los japoneses, que vienen en cruceros turísticos con referencias de Internet del restaurante y fotos para solicitar platos típicos, «sobre todo boquerones en vinagre».

«Tuvimos un cliente gringo tan fiel, que cuando murió vino toda la familia tras el funeral, como homenaje, porque lo que más ilusión le hacía era venir acá», rememora Begoña con emoción. Y gracias a esa clientela leal y creciente, el Xixón -que en su pasado reciente se llamó El Café Xixón- fue creciendo y haciendo mudanzas a medida que crecía la demanda.

Hasta la reinauguración, el pasado mes de mayo, de un nuevo y amplio local -dividido en tres ambientes- con clientes que esperan hasta dos horas por conseguir mesa y mantel. En la barra nunca faltan los pinchos, la sidra y las dos pizarras con los platos del día. Y en la tienda de productos españoles, el compango, las fabes y los quesos asturianos tampoco fallan, junto con ejemplares de la revista «Hola» para estar al corriente de los chismes y vísceras que se cuecen en otro tipo de fogones .

El nuevo reto del Xixón, con recién estrenado chef vasco al frente, es innovar «sin dejar lo nuestro», apostando paralelamente por los platos tradicionales, «que la gente siempre pide y que son la clave de nuestro éxito», junto con la oferta de cocina creativa que marca la tendencias de la nueva gastronomía española. Le han ofrecido abrir franquicias en otras ciudades, e incluso países, pero Begoña siempre se negó: «El Xixón es único, no se puede hacer en serie. Para que funcione cuido todos los detalles».