Gijón, Ángel CABRANES

Pablo Álvarez Meana no es un estudiante notable, tampoco sobresaliente; es un universitario de matrícula de honor. Hasta treinta ha acumulado tras diplomarse, el pasado mes de junio, en Gestión y Adminitración Pública (GAP) por la Universidad de Oviedo. «Sólo un sobresaliente figura en mi expediente», matiza el gijonés, que el próximo mes de enero comenzará el curso puente para acceder al postgrado que le permita doctorarse en esta materia. Ese bagaje puede servirle de salvoconducto para su máxima aspiración: iniciar la carrera política, ya que a sus 20 años, este joven afiliado a las juventudes del Partido Popular y miembro de la Junta Local, quiere ayudar a «cambiar las cosas que no funcionan en la sociedad actual. Poder resolver los problemas que tienen los ciudadanos».

Economía Europea es el nombre de la única asignatura que se le resistió a Pablo Álvarez en Gestión y Administración Pública. «Es una optativa y sólo pude obtener un sobresaliente. Quizá sea la prueba de la imperfección humana», explica el gijonés un tanto contrariado. Y es que los estudios siempre han sido una tarea sencilla para este joven criado en el barrio de El Llano. Terminó el bachillerato en el instituto Doña Jimena con matrícula de honor y fue ganador de la primera Olimpiada de Economía que organizó la Universidad de Oviedo. Además, en el 2009 también fue premiado por el Ayuntamiento de Gijón con el galardón José Riera, que se entrega al mejor expediente de la ciudad. Las buenas notas son testigo de su prometedor futuro.

«Nunca me ha costado estudiar. Es un esfuerzo del que siempre he sido consciente que hay que realizar y quizá por ello me ha resultado más sencillo que a otros el alcanzar estas calificaciones», advierte Álvarez mientras muestra los documentos que acreditan su brillante carrera académica. Él es el mayor de los dos hijos que ha tenido el matrimonio formado por José y Begoña. «La familia siempre ha sido un gran apoyo para mí. Cada uno tiene inquietudes diferentes. Por ejemplo, soy muy distinto a mi hermana Eva, y aunque discutamos mucho, todos han sabido aconsejarme en los momentos oportunos», reconoce. Pablo Álvarez se reconoce emprendedor por naturaleza.

Con tan sólo 16 años ya tenía claro que quería formar parte de las juventudes del Partido Popular. «Incluso antes, el problema era que no tenía la edad necesaria. Estoy orgulloso de ser popular, porque somos el grupo político más importante de Europa, con más de 700.000 afiliados», subraya. Fue entonces cuando comenzó a tomar contacto con un mundo al que define como «una novia dura y desagradecida, pero explosivamente bella». De hecho afirma que en el futuro «me gustaría casarme con ella, pero todavía no tengo claro si me aceptará y podré dedicarle mi carrera».

Por el momento, sus progresos en la política son más que importantes. El pasado año, Pilar Fernández Pardo, presidenta del Partido Popular en Gijón, le incluyó como miembro de la Junta Local, «un órgano donde discutimos las líneas de actuación que tendrá el grupo durante el futuro», aclara Álvarez, para quien la experiencia «supone hacer realidad las creencias de buena parte de la ciudadanía».

Algunos de esos deseos ya los ha conseguido materializar. Como el que surgió en la Universidad con la entrada del Plan Bolonia. «Muchos de los estudiantes que como yo, estabamos en nuestro último año de carrera, debíamos esperar a que se iniciaran los posgrados para obtener un título superior. Vicente Gotor, rector de la Universidad de Oviedo, tuvo a bien recibirme, y le insistí en que se pudiera crear un curso puente que nos permitiera adaptar nuestros estudios y acceder a esta titulación. Afortunadamente, al final tuvo un resultado positivo, gracias al rector y Miriam Cueto, directora general de Universidades de Asturias», descubre.

Este joven gijonés se manifiesta «a favor del Plan Bolonia, pero en contra de las formas y los modos en los que se ha instaurado. Se han desprestigiado algunas de las instituciones más importantes del mundo universitario, como la desaparición de los exámenes o reducir las clases magistrales a un 25% de la carga lectiva. En mi opinión, España puede liderar el proyecto para corregir estas nuevas medidas», destaca.

El próximo mes de enero, Pablo Álvarez continuará profundizando en el análisis de la estructura del sector público, para poder obtener el postrado en GAP. Sostiene que «quien cursa estos estudios planea en el futuro opositar. En mi caso también es así. Mi idea es que en un futuro pueda presentarme a una de las plazas de profesor universitario, aunque sin dejar a un lado la política. Porque este es el único camino para resolver los problemas de los ciudadanos».

Se define como «un amante de la defensa de la libertad, frente al intervencionismo que estamos viviendo con los socialistas», e incluso emite su veredicto tras la última sentencia del estatuto de Cataluña: «Está viciada, porque el Partido Socialista ha prorrogado el mandato de la presidenta del Tribunal Constitucional, y eso es algo incostitucional que todavía nadie ha entrado a valorar». Sus preocupaciones a los 20 años llaman tanto la atención como su facilidad para rebatir cualquier argumento. Interesado en buscarle respuesta a todo, Pablo Álvarez es ahora quien lanza una pregunta a todos los que critican el trabajo de los políticos para concluir su exposición: «¿Podríamos vivir sin ellos?».