R. VALLE

Subirse a un autobús de Emtusa con un bono comprado en un supermercado. Esa opción se hará realidad el próximo 2 de agosto ya que la Empresa Municipal de Transportes Urbanos (Emtusa) pondrá a disposición de sus usuarios 137 nuevos puntos de venta y recarga de sus tarjetas de transporte en quioscos, gasolineras, estancos, librerías y supermercados. En esos puntos se puede comprar la tarjeta por 2,5 euros y recargarla a una tarifa de 0,72 euros por viaje con el mismo sistema que ahora se usa con las tarjetas prepago de los teléfonos móviles.

Esa red sustituye a los actuales cajeros de transporte de Emtusa y se suma a las ya existentes redes de cajeros ciudadanos, donde se pueden recargar tarjetas ciudadanas y de transporte, y a los puntos de recarga del billete único del Consorcio de Transportes de Asturias. El proceso comenzará el día 2 de agosto con la puesta en marcha de 56 puntos de recarga que aumentarán hasta 137 a lo largo del mes. Luis Iturrioz, gerente de Emtusa, anunció ayer en el Ayuntamiento este cambio que busca facilitar aún más a los gijoneses el acceso a su transporte público. El coste económico para la empresa será de un 2,5% de la facturación total que le pasen los responsables de la red.

Pero no sólo habrá cambios en el área de venta de Emtusa en el mes de agosto. Iturrioz adelantó ayer, sin entrar en detalles, que será entorno a ese mes cuando entren en vigor las acciones de reestructuración de líneas que ahora mismo se están diseñando en la sede de la empresa en Tremañes con el objeto de mejorar la atención a los clientes, cubrir nuevas demandas -como pueda ser el área residencial de Roces-, hacer frente a los cambios de movilidad que marcará la nueva estación de Sanz Crespo y conseguir una gestión económica más eficaz en estos tiempos de vacas flacas para la economía. No hay que olvidar que Emtusa cerró el año pasado el ejercicio con 746.000 viajeros menos y un déficit de 7,64 millones de euros.

Esos cambios se sumarán a la reordenación del transporte en la zona rural generada por la decisión de Emtusa, ampliamente contestada por la ciudadanía, de retirar de la circulación las líneas rurales. Iturrioz recordaba ayer en su comparecencia pública que desde que el servicio está en manos del Consorcio de Transportes se ha duplicado su uso. «Lo que supone unas 30 personas», matizó el gerente, para contextualizar ese incremento que achaca al hecho de que los viajeros de la zona rural ganan ahora tiempo y bajan directos al centro.

Iturrioz restó trascendencia a las críticas vecinales sobre los usos de la línea 14 y 22 ya que entiende que sólo hay discrepancias de ajustes en el servicio. En el caso de la línea 22 se mantiene acortar el servicio durante los fines de semana ya que el final del trayecto es un polígono industrial donde no hay trabajadores esos días.