A. RUBIERA

La dirección del hospital de Jove quiso hace unos meses, por todos los medios, que el comité de empresa firmara un convenio colectivo por tres años. Tiempo suficiente para garantizar una estabilidad y una paz social que alejara las movilizaciones y las protestas de las puertas del centro hospitalario. Consiguió el acuerdo pero, paradogicamente, las protestas le acaban de llegar en el tiempo más corto imaginado.

El martes próximo, a las 14.30 horas, el comité de empresa ha convocado una concentración de rechazo al recorte del presupuesto que el Sespa ha decidido para los centros concertados, y que en el caso de Jove supone algo más de un millón de euros por año. Ese recorte, ejecutado en el contexto de máximo ahorro ideado por las autoridades regionales, se ha determinado cuando Jove -igual que les pasó a otros concertados- ya tenía firmado el convenio singular para este año y, por tanto, negociaban sus respectivos convenios colectivos con tranquilidad y con los números echados.

Por eso, tras la decisión de la Consejería de Salud y con la necesidad de volver a cuadrar las cuentas anuales sin la aprobación de la plantilla de tocar los sueldos ni las mejoras económicas pactadas, la gerencia de Jove ha anunciado una serie de medidas que incluyen la reducción de una serie de puestos laborles: un sanitario en el turno de noche, un técnico del servicio de radiología en turno de mañana y un administrativo en Radiología. Tampoco se reabrirá la planta de hospitalización que se suele cerrar en verano y, consecuentemente según la plantilla, «se va saturar aún más la actividad en jornada de mañana con el objeto de suprimir la actividad de tarde», apuntan. «Rechazamos tajantemente esas medidas porque una supresión de una veintena de puestos de trabajo va a repercutir inevitablemente en la calidad asistencial y en las condiciones de trabajo. Porque lo que está claro es que la actividad no va a desaparecer, sólo se cargará con más peso a la plantilla», explicó ayer Jorge Santurio, presidente del comité. Santurio aseguró que el centro ya lleva dos años ejecutando una política de control exhaustivo de gastos, «y ya no se sustituía nada, o casi nada. Así que ahora nos van a poner al límite», sostiene.

Para el comité de empresa es injustificable que el Sespa les aplique un recorte de tarifas -ya que no pueden tocar sus sueldos, como han hecho en el caso de los funcionarios- para repercutir también en Jove sus problemas de déficit presupuestario. «Si quieren someternos al mismo recorte, entonces que se planteen convertinos en Fundación pública, como con Arriondas», sostiene Santurio, para quien es lamentable que el Sespa «sepa perfectamente que somos un hospital muy barato, mucho más que los suyos propios, y sin embargo siga recortando nuestro prespuesto». Por todo ello, el comité de empresa acordó ayer inciar las movilizaciones.

«Si quiere someternos al mismo recorte que a los funcionarios, que nos convierta en Fundación pública», dicen desde el comité