Vicepresidente de la Colectividad Asturiana de Chile

Pablo TUÑÓN

Nacido en Chile pero de padres langreanos que emigraron con 17 años, Manuel Llaneza es vicepresidente de la Colectividad Asturiana de Chile en Santiago. Allí organizan fiestas tradicionales como San Juan o el Amagüestu, «aunque las estaciones van al contrario que en España». Son una de las agrupaciones de españoles más importantes del país y un ejemplo de integración, como se demostró con su respuesta solidaria tras el terremoto del pasado febrero. Por ello, el Principado les ha otorgado el «Emigrante Ejemplar».

-¿Cómo fue la experiencia del terremoto?

-Es terrible, los que no lo vivieron no pueden saber lo que es un temblor de noche, fuerte, con mucho ruido, porque la tierra produce un ruido impresionante. Fue durante tres minutos, lo cual es un tiempo bastante importante. En Chile estamos acostumbrados a los temblores y uno sabe si tienen gravedad o no. Y éste empezó y no terminaba... La verdad es que fue una situación impresionante.

-¿Cómo se respondió a la catástrofe desde su institución?

- Hicimos primero una revisión de cómo estaban nuestros asociados. Afortunadamente, dentro de lo que es la desgracia, no tuvimos víctimas personales que lamentar. Hecho ese recorrido, establecimos prioridades y, como nuestra colectividad es bastante solidaria hacia Chile, nos propusimos ayudar a las instituciones. En San Fernando se colaboró con el hospital y en Santiago con el «Hogar Español», que es una residencia de ancianos. Además recibimos la ayuda del Principado, que destinó 20.000 euros a los asturianos afectados. Hay gente a la que se le cayó el negocio al suelo o que tuvo daños en su vivienda, y esa ayuda llegó muy a tiempo.

-Dada la situación geopolítica latinoamericana, Chile se sitúa como una opción empresarial más estable. ¿Lo tienen claro los empresarios asturianos?

-Plenamente. Yo soy presidente de la Asociación de Empresarios Asturianos de Chile y tenemos relación con la FADE. Chile le sirve a las empresas asturianas de plataforma base, tanto hacia dentro de Chile como hacia el resto de Latinoamérica, porque tiene una estabilidad legal, jurídica, comercial y reglas claras que permiten trabajar tranquilo. Además tiene cantidad de tratados internacionales con Estados Unidos, Europa, Japón, China, que sirven de base para hacer desde allí exportaciones hacia esos países.

-¿Cómo vivieron en Chile la limitación del voto emigrante?

-Nos parece pésimo. No nos hizo ninguna gracia cuando conocimos el proyecto de ley. Entendemos las razones por las que se pueda considerar que se restrinjan las votaciones para las elecciones municipales y que las de la comunidad y las generales sean de voto rogado, pero no las compartimos. Cuando te dan un derecho y lo has ejercido por 32 años, y vengan y te lo quiten... No lo entendemos. Creo que es un retroceso lamentable para España, porque está creando ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Nos parece muy mal.

-Alegan que los emigrantes poco tienen que decir en unas elecciones de carácter vecinal como las municipales...

-Si me dicen eso 30 años atrás, igual lo hubiera entendido. Pero tampoco es verdad, porque no pueden decir que a mí no me interesa cómo está la ciudad donde viven mi tía, mis primos... Hay una vinculación muy fuerte con los vecinos.