Elia IGLESIAS

Manuel Lorenzo ya no volverá a convertirse, a diario, en Elvis Presley. De esa guisa se lo encontraron en las últimas semanas cuantos visitantes pasaron por la Feria de Muestras, que también se podían dar de bruces, a su lado, con una jovencísima y asturianísima Marilyn Monroe. El rey del rock and roll y la novia de América volvieron estos días del otro mundo para darles una oportunidad de empleo temporal a dos jóvenes, el colectivo más castigado en Asturias por el paro.

Con enorme ánimo pese a los muchos días de Feria que acumulaba, Manuel Lorenzo asegura que ha visto en la quincena a la vera del Piles una oportunidad de ganarse un dinero de extra con el que poder afrontar mejor lo poco que queda de verano. «Yo estoy muy a gusto porque trabajo de animador infantil y voy a donde me manden. Este año me tocó la Feria y me lo paso estupendamente, aunque sé de otra gente que no está tan satisfecha. Muchos trabajan muchas horas y ganan muy poco», confesaba ayer, a pocas horas del cierre del recinto.

Perderse entre tartas de mil sabores, comer un buen bocadillo de calamares fritos y miles de productos inverosímiles pueden ser pasatiempos relajantes para el visitante, sin embargo, para los trabajadores pueden resultar estresantes debido a la gran cantidad de público que visita el recinto ferial cada día. Aun así, muchos son los que confiesan que «currar de sol a sol» durante 16 días puede ser un modo rentable de conseguir un sobresueldo para unas anheladas vacaciones o ahorrar.

«He venido a trabajar a la Feria de Muestras por el dinero. La verdad es que en nuestro stand el trabajo se lleva bastante bien», comenta Mario Fernández, trabajador de la Central Lechera Asturiana en el recinto ferial. Uno de sus compañeros, Manuel Estrada, reconoce que «se está bien, pero a veces es un poco pesado el trato con tanta gente». De la misma opinión es Tanya Álvarez García, que se encarga de vender un nuevo modelo de bicicletas. «Hay gente muy desagradable. A mí me han llegado a tirar las bicicletas al suelo más de una vez o me han llegado a preguntar si en el precio entro yo». Aun así, Álvarez reconoce que «en tiempos de crisis hay que trabajar en cualquier parte. Yo soy pluriempleada, además de trabajar en varias cosas estudio».

Por su parte, Victoria Muñiz, que trabaja como azafata durante estos días, asegura que «estoy contenta, yo creo que me pagan bien». La mayoría de los jóvenes coincide en que «sabíamos a lo que veníamos», a lo que Victoria Muñiz añade: «Es una forma de ganar dinero y también de conocer a gente nueva y de tu edad. Estos días son duros porque se trabaja muchas horas, pero compensan». Y lo hacen porque después de jornadas de trabajo tan largas, todos los empleados crean entre ellos buena relación. «Nos hemos hecho muy amigos», aseguraba Muñiz.

Al final, la opinión unánime es que si fuera por ellos volverían a la Feria el año que viene.