La música asturiana está de luto por el fallecimiento de José Luis Morilla Norato, Pepín «El Chatarra». Fue todo un maestro en la batería. Su seguridad y su elegancia eran su estilo, con total dominio de «las escobillas», fabuloso y perfecto en su sonido, en la caja y el timbal base. Si como instrumentista era perfecto, como persona era todo un caballero con esa socarronería gijonesa que da la modestia.

Después de haber recorrido medio mundo con diversas orquestas, Pepín pasó a ser el batería de Argentino y su conjunto «Maravillas». Cuando el maestro Tino Costales presentó la canción «Eres como la brisa» al festival de la Costa Verde, que interpretó el grupo madrileño «Los Sonor», capitaneados por el ovetense Manolo Díaz y después del primer ensayo le ofrecieron a Pepín marchar como batería fijo, justo cuando ellos tenían ya la idea de crear «Los Bravos». Pero Pepín ya tenía una familia y en los años 60 el músico profesional estaba más seguro en una orquesta, aunque el trabajo era menos brillante, y había que «hacer dobletes» en varias orquestas y con diversos estilos, así que siguió en la sala Acapulco acompañando a las atracciones más prestigiosas del momento que pasaban por el veraneo gijonés y por la noche cogía sus tambores e iba al cabaret Horóscopo a acompañar, musicalmente, a las más bellas vedettes de moda.

Uno recuerda la primera vez que Pepín fue a la Sala City Club de la calle Asturias a decirle a Diego, el batería de «Los Sony´s» cómo tenía que «atacar» el tema de Argentino Costales «Regresaré» que el grupo gijonés defendía en el Festival de Conjuntos Músico-Vocales de León. Y como sesenta años después, con el revival de «Los Sony´s», Inchausti lo llamó para que le afinara su nueva batería y él le dijo: «Mira, Dieguín, la batería ye como la muyer, un instrumento muy personal. Tú te pones a afinalo y al final es ella la que te afina a ti».

Un servidor se siente orgulloso de haber conocido y alternado en muchas tertulias musicales con esti amiguín del alma, que hoy ya estará rivalizando, seguramente, con sus alumnos más destacados: Valentín «El Piru» y el genial Alfonso «El Rayo».

A su esposa, Gloria, y a sus hijos, Ricardo e Isabel, decirles que Pepín era y será para siempre un referente para la música asturiana y un ejemplo para futuras generaciones de baterías. Hoy, en la Iglesia de San Miguel de Pumarín, se oficiará el funeral por su eterno descanso.