A. RUBIERA

Unos 130.000 metros cuadrados a repartirse entre dos personas. Demasiados metros. Es el cálculo que han hecho los trabajadores de la empresa de seguridad contratada por Recrea para hacerse cargo de la vigilancia y control de la gran Ciudad de la Cultura. Y son los metros que les corresponderá vigilar, a partir de ahora, cuando se ejecute el recorte de personal que Recrea deberá llevar a cabo para cumplir con las órdenes de ajuste de gasto que llegan del Principado.

Pero ese ajuste, paradójicamente, entra en la Laboral «cuando hay una ocupación mayor que nunca, tanto en espacio del edificio como en incremento de espectáculos, y con previsiones de seguir creciendo», argumentan los afectados. Para estos empleados es «injustificable lo que se pretende, ya que redundará en una menor garantía de seguridad, tanto de las instalaciones como de las personas que cotidianamente acuden a prestar servicio o visitar el centro». Son tajantes: «se va a someter a una gran desprotección al edificio que se ha venido presentando como la joya de la corona del Principado. Y tanta inversión como se ha hecho no puede quedar en nada».

Según los planes de Recrea, la reducción del personal de seguridad supone que en los tres turnos de trabajo en los que está repartida la vigilancia, con tres personas por cada una de las franjas horarias (uno destinado al control de cámaras de la cripta, otro al control de acceso y otro al control del edificio), a partir de ahora sólo quedarán dos personas. «A los efectos eso es tanto como decir que el control del edificio le corresponde sólo a una persona, ya que el otro profesional estará encargado de la vigilancia de las casi 50 cámaras que se han instalado en la cripta, sin poder abandonar dicho recinto en su turno de trabajo», explican los afectados. Uno de ellos, veterano con más de 20 años de ejercicio de vigilancia y control en la Laboral, sostiene que «todo es inconcebible. Cuando apenas estaba ocupado el 30% del edificio éramos 14 o 15 personas; ahora que el edificio está ocupado al 90% somos doce, y pretenden reducirnos en un tercio. Es de locos».

Su problemática ya está planteada en todos los foros que les ha sido posible: partidos políticos con presencia en el Parlamento asturiano, sindicatos y también ante los «inquilinos» de la Laboral. Tanto los directores del centro de FP, como de Trabajo Social, de la ESAD y la Universidad de Oviedo, les han dado respaldo.

«No se trata sólo de que con nuestra presencia podamos evitar gamberradas, robos o otras problemáticas. Es que el día a día de este centro está lleno de incidencias. Cuando no se queda algún alumno encerrado en una zona del edificio, hay una fuga de agua que si no se detecta a tiempo puede generar un problema enorme; cuando no ocurre que un profesor se queda encerrado en un ascensor, en una zona sin cobertura de móvil, como ya ha pasado», relata un trabajador de seguridad. «Todas esas son incidencias que han ocurrido en estos últimos días», asegura.

Además, el cometido del personal de vigilancia es cada vez mayor: «el Centro de Arte no tiene seguridad propia, depende de nosotros; las cámaras perimetrales de control de la nave de prototipos de Thyssen también nos las han colocado a nosotros; y los jardines también están entre nuestra tarea», explican. De hecho, tienen un estudio de una auditoría donde se señala que para un edificio como el suyo, lo mínimo serían 20 profesionales. Pero hay 12 y pueden quedar en menos.