J. L. ARGÜELLES

El Musel pasa a ser un puerto importante en el nuevo dibujo del transporte europeo. Así lo puso de manifiesto ayer el ministro de Fomento en la inauguración oficial asturiana de la primera autopista del mar entre España y Francia, donde José Blanco puso en el mismo plano de relevancia la apertura de esta conexión marítima entre Gijón y Nantes Saint-Nazaire, en la costa occidental gala, con la entrada en servicio de una línea ferroviaria de alta velocidad.

El buque gana protagonismo, lo mismo que sucede con el tren, en la política de la Comisión Europea (CE) para desviar tráficos de las saturadas carreteras continentales. Blanco, que acaba de presentar un plan de 7.512 millones para impulsar el transporte ferroviario de mercancías, subrayó que su Gobierno aspira a hacer de España una «plataforma intercontinental logística» en la que El Musel, la dársena española que ya tiene mayor movimiento de carga por tren, debe convertirse en una pieza fundamental. «Es uno de los puertos con una infraestructura más avanzada», un hecho al que, según hizo resaltar el titular de Fomento, debe sumarse el efecto multiplicador que aportará la variante de Pajares cuando entre en servicio.

La autopista del mar, adjudicada al consorcio naviero GLD Atlantique y con unas subvenciones de 34,2 millones, entró en servicio el pasado día 8. De las dos inauguraciones previstas para ayer, una en España y otra en Francia, sólo se celebró la de Gijón. El Gobierno galo optó por suspender la que estaba programada en Nantes-Saint Nazaire por una protesta sindical, aunque el secretario de Estado de Transportes francés sí optó por acudir a los actos organizados en El Musel. «El puerto de Gijón es uno de los más dinámicos de la fachada atlántica», aseguró Dominique Bussereau, que defendió la necesidad de apoyar y desarrollar aún más las comunicaciones entre España y Francia.

«Nuestra voluntad es plantear alternativas a la carretera», señaló Bussereau. Un ejemplo de esa colaboración son las autopistas del mar, que deben hacerse con, al menos, el 5 por ciento del transporte pesado que ahora cruza los pasos pirenaicos. La conexión entre Gijón y Nantes es la primera, pero los gobiernos de Zapatero y Sarzozy tiene aprobadas ayudas de otros 30 millones de euros para otra conexión atlántica, la que unirá Vigo con Nantes, Algeciras y Le Havre. Según Bussereau, ese enlace, que competirá con el de El Musel y ha sido adjudicado a Acciona Trasmediterránea, entrará en servicio en el verano de 2011. Blanco prefirió no concretar la fecha y habló de un plazo de «unos meses». La naviera española ha perdido los tráficos de PSA (Peugeot y Renault), un contratiempo que ha complicado sus planes. La CE tampoco ha ratificado aún las ayudas. Es una demora que concede una ventaja evidente a GLD Atlantique.

Blanco puso en relación el papel que empieza a desempeñar El Musel como puerto atlántico de referencia con la ampliación de la terminal, una obra de 715,6 millones (con un sobrecoste de 216 millones), que debe estar completada el próximo 31 de diciembre. «Permitirá atender la demanda futura y hacer más dinámica la economía asturiana», señaló.

Para el Ministro, la autopista del mar es ya una realidad en el camino hacia un sistema de transporte más eficiente, sostenible y rentable: «Una oportunidad en un momento de cambio global en las relaciones comerciales, cuando el futuro de nuestras economías pasa por aumentar su competitividad exterior». Blanco hizo resaltar la ventaja que supone para el mayor puerto asturiano, situado en un enclave central del Arco Atlántico, la entrada en servicio de la autopista del mar con Nantes. Francia es el principal destino de las exportaciones españolas. En la inauguración intervinieron, además de Blanco y Bussereau, el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces; la alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso; el presidente de Puertos del Estado, Fernando González Laxe, y el naviero Philippe Louis Dreyfus.