Miriam SUÁREZ

El estado de Mina La Camocha, lo que está a la vista y lo que no se ve, tiene a los vecinos de Vega en estado de alerta. Ayer, en una asamblea convocada por la Asociación «San Emiliano» para perfilar sus alegaciones al nuevo Plan General de Ordenación (PGO), esa preocupación se manifestó en forma de sonora queja. Para empezar, «en el mapa geológico del municipio aparecemos con un riesgo bajo».

Los vecinos consideran, sin embargo, que hay evidencias -«acreditadas por informes de organismos oficiales como SADIM», puntualizan- de que los años de actividad minera generaron importantes problemas de subsidencia y oscilaciones freáticas en la parroquia. De estos progresivos hundimientos da fe un acta notarial que los vecinos acompañan de fotografías sobre casos concretos. «Hay grietas, saltan los azulejos, se levantan los bordillos de las aceras...», describen.

Con esto «no queremos decir que en Vega no se pueda construir», concretó ayer la directiva de «San Emiliano», sino que «para hacerlo, se necesitan estudios geológicos previos y cimentaciones especiales». Circunstancias que, en su opinión, deberían constar en el nuevo PGO. Por un lado, para garantizar la seguridad de cualquier desarrollo urbanístico futuro. Y, por otro, «para la responsabilidad subsidiaria de la Administración sobre las edificaciones existentes», en caso de que se produzca algún problema.

Además del subsuelo, a los vecinos de Vega les trae de cabeza el exterior de la mina. La empresa cerró sus puertas en diciembre de 2008. Fecha desde la que está pendiente el requisito legal de recuperar ambientalmente la explotación. Desde hace varias semanas, el material acumulado en las escombreras de Mina La Camocha sirve de relleno a la obra de ampliación de El Musel. Los vecinos calculan que el transporte de material moviliza «a unos 50 camiones por hora».

Ayer, los más afectados por este tráfico de vehículos pesados denunciaban polvo, ruidos y «reventones en algunos tramos de la carretera». La Asociación «San Emiliano» recuerda que «en su día dejaron tirar ahí el escombro de muchas obras de Gijón, y ahora se lo llevan de vuelta», lo que ha duplicado las molestias. «A ver qué hace la empresa de la ampliación de El Musel. En una de estas, deja los restos y de recuperar la escombrera nada de nada», desconfían.

Además de los problemas derivados de Mina La Camocha, cuyos terrenos se destinarán a un parque empresarial, las alegaciones de los vecinos harán hincapié en otros aspectos del plan general. Por ejemplo: «La ambigüedad de las normas urbanísticas o la falta de rigor del estudio económico».