M. CASTRO

La Autoridad Portuaria de Gijón defendió ayer su postura de que no adeuda ningún pago a la UTE Dique Torres por los trabajos efectuados en la obra de la ampliación de El Musel. La contrata ha decidido paralizar la obra a partir de hoy, lunes, debido a las discrepancias económicas con la dirección portuaria. El puerto y Dique Torres discrepan sobre el volumen de piedra usado en la obra y sobre el precio de su colocación. La diferencia es de unos 60 millones de euros.

Los responsables portuarios señalaron ayer, a través de un comunicado, que la Autoridad Portuaria, «de acuerdo a lo establecido en el proyecto modificado aprobado para la obra de ampliación, ha venido midiendo mensualmente las obras ejecutadas de acuerdo con el contratista y ha abonado las correspondientes certificaciones en el plazo de 60 días, no existiendo ningún retraso en estos pagos». El comunicado también señalaba que el coste final de las obras, incluida la liquidación, no superará en ningún caso el presupuesto de 716 millones de euros (830 con IVA).

Que el presupuesto previsto no se vaya a superar no quiere decir que se tenga que abonar en su totalidad, y ahí es donde radica el conflicto entre el puerto y la unión de empresas integrada por Dragados, Drace, FCC, Sato y Alvargonzález Contratas. Los reparos de Puertos del Estado a reconocer el volumen de obra ejecutado según la contrata es una de las claves. Este periódico no pudo conocer ayer el parecer, al respecto y sobre el posible ahorro en 60 millones del presupuesto previsto, de la dirección de El Musel solicitada a través de un portavoz.

El puerto acusó ayer a Dique Torres de parar la obra sin haberse «dirigido oficialmente a la Autoridad Portuaria de Gijón para comunicar dicha paralización». Según esta versión, la Autoridad Portuaria se enteró del paro a través de trabajadores, ante lo que solicitó el pasado viernes una reunión al respecto con Dique Torres, que aún no le ha contestado.

La UTE, sin embargo, ha informado a los sindicatos y a las contratas de que el frenazo llega después de los intentos infructuosos de llegar a un acuerdo con la dirección de El Musel, con la que, por otro lado, el contacto es permanente, dado que también dirige la obra.