Taramundi, T. CASCUDO

Ninguno de los 13 estudiantes de Gijón que participan en un intercambio con jóvenes veigueños había pisado antes Vegadeo. El dato es revelador si se analiza a la inversa, pues todos los veigueños sí que han estado, y más de una vez, en territorio gijonés. La distancia es la misma, 137 kilómetros, que se recorren en poco menos de dos horas, pero no son iguales las motivaciones para el viaje. Precisamente, eso es lo que quiere cambiar el proyecto piloto «Yo soy rural» que desarrolla la Red Asturiana de Desarrollo Rural (Reader) desde el pasado mayo y hasta noviembre.

El intercambio entre jóvenes rurales y urbanos lleva por título «Semana Verde» y es una de las actividades de este proyecto, que está dando resultados inesperados. Lo explican dos técnicos del Reader, Diego Cándano y Amara Hinojal, quienes acompañan a los jóvenes en su periplo por Oscos-Eo: «El desconocimiento del medio rural es mucho mayor del que esperábamos. Ocurre que los jóvenes de la ciudad no salen del centro porque allí tienen el ocio y los estudios».

El grupo de gijoneses -alumnos del Instituto «Calderón de la Barca»- ha descubierto, sobre todo, que la calidad de vida en el entorno rural es mayor que en la ciudad y que las expectativas para crear empleo no son tan bajas como creían. La belleza del paisaje y la calidad de vida del entorno rural figuran entre las sorpresas positivas que se han encontrado los estudiantes, que, entre otras actividades, han dormido en un albergue, han realizado una ruta de montaña y han mantenido entrevistas con emprendedores de la comarca. Entre los aspectos negativos del medio rural destacan las malas comunicaciones por carretera, las dificultades en el acceso a Internet y la falta de ocio y de posibilidades de formación.

El intercambio se cerrará a finales de mes cuando los 13 alumnos del Instituto «Elisa y Luis Villamil» devuelvan la visita. Ellos tienen que aprender que «en las ciudades no todo es ocio y que hay atascos para llegar al trabajo, contaminación y apretones en el autobús», precisan los técnicos. Los gestores del Reader tienen claro que los resultados del proyecto no serán visibles a corto plazo, pero la idea es «sembrar una semilla, que los jóvenes vean que existen otras posibilidades». En definitiva, «Yo soy rural» quiere enseñarles que ser rural es un valor y no un inconveniente.