Gijón,

Marián MARTÍNEZ

Una comisión de expertos enviada de incógnito por la cúpula de Arcelor-Mittal a Asturias hace unas semanas ha recomendado reconstruir las baterías de coque en Gijón, tal y como defienden las organizaciones sindicales. La resolución no es vinculante, pero sí influirá en la decisión que la compañía tome en los próximos meses, según confirmaron fuentes del sector. En el documento, añadieron, se expone el mal estado en el que se encuentran las instalaciones y sostiene sus recomendaciones tanto en razones estratégicas como económicas. Reconstruir las baterías gijonesas supondrá incorporar la última tecnología medioambiental, lo que incrementará el coste de manera considerable, por encima de los 250 millones de euros. La decisión que adopte Arcelor sobre las baterías de coque de Gijón será fundamental para asegurar el futuro de la siderurgia integral en Asturias durante varias décadas, una vez que ya tienen fecha las obras de mejora del horno alto B, previstas para el primer trimestre de 2012.

La compañía aprobó una inversión de 20 millones de euros destinados a labores de mantenimiento para las baterías de coque de Gijón durante los años 2010 y 2011. Una cifra que, según los sindicatos, es «exigua» para las «penosas» condiciones en las que se encuentran las instalaciones. De hecho, ya se han registrado algunos accidentes debido a su mal estado.

Gonzalo Urquijo, miembro de la dirección general de la multinacional, anunció, tras la presentación de resultados del tercer trimestre del año, que aún no se había decidido sobre el futuro de las baterías de coque de Gijón, pero que en cualquier caso se haría una inversión cuantiosa. Eludió, sin embargo, explicar si eso significaba unas nuevas instalaciones o, como temen los sindicatos, la construcción de conducciones de gas que conecten la planta siderúrgica con la planta regasificadora que se está levantando en el puerto de El Musel.

Fuentes del sector explicaron que una posibilidad, que se estudió a la hora de elaborar el informe realizado por los expertos, es reconstruir las baterías de coque de Gijón con más capacidad que la actual, de tal manera que cuando se cierren las de Avilés se concentre toda la producción en la planta de Veriña. Esta opción, que es la que defienden los sindicatos, supondría una inversión muy cuantiosa y garantizaría el futuro de la siderurgia asturiana más allá del 2030. La explicación está en que, según las mismas fuentes, aunque la vida útil de los hornos altos es de 20 años, la de las baterías de coque es por lo menos de 40 «y nadie invertiría tanto para tirarlo por la borda a medio usar».

Un factor fundamental para inclinar la balanza hacia esta opción será «elaborar un plan de futuro que asegure una elevada rentabilidad y garantice que la inversión va a ser beneficiosa a corto y medio plazo», según las mismas fuentes. Un plan que, añadieron, deberá defender el director de la planta, José Manuel Arias, en Luxemburgo y Londres.