El grupo gallego Triángulo de Amor Bizarro se presenta hoy en la sala Acapulco de Gijón, a las diez de la noche, junto a los vasco-argentinos Cápsula dentro de la fiesta de 12+1 Aniversario del Mubarak, uno de los locales emblemáticos de la movida alternativa gijonesa. Buen momento para hablar con Rodrigo Caamaño, voz y guitarra del cuarteto.

-Irrumpísteis con fuerza en un momento en que había bastante adocenamiento en la escena indie. ¿Estabais en el mejor sitio en el momento oportuno?

-Bueno, es difícil de decir si llegamos en el momento adecuado. Llegamos en el momento que estuvieron listas las canciones. Es cierto que debimos sacar el segundo disco mucho antes, según el mercado, pero no pensamos en esos términos. Creo que el principal problema de la llamada escena indie es que se meten en ella grupos de todo tipo que no tienen mucho que ver. Yo lo que se conoce hoy en día como indie español oficial y de éxito me da bastante grima, no tiene nada que ver por ejemplo con lo que se entiende por indie en otros países. Se meten en el mismo saco al ochenta por ciento de los estilos de música pop, lo cual es absurdo. Parece que lo que no es Bisbal o Rafael ya es indie. El otro día no sé dónde, vi que llamaban indie a David Ghetta. Es absurdo. Nosotros intentamos estar al margen de eso, nos limitamos a hacer rock and roll o pop en el sentido más amplio de la palabra.

-Habéis pasado de promesa a realidad consolidada en un espacio muy corto de tiempo. ¿Sentís vértigo o lo vais asimilando?

-Generalmente lo vamos asimilando, tampoco sentimos que sea para tanto. Nos da justo para vivir como cualquier persona empleada de nuestra edad, y nos sentimos realmente afortunados por ello, más en los tiempos que corren. Somos como cualquier autónomo que va por ahí pillando facturas de comidas y esas cosas, intentando siempre mejorar. No nos planteamos de si tenemos éxito o no, para nosotros el éxito es poder vivir haciendo lo que te gusta y punto, y eso por ahora lo vamos logrando.

-Parece que todo va sobre ruedas, pero, como buenos gallegos, ¿tenéis algún tipo de superstición o ritual antes de cada concierto?

-Nuestro ritual es no hacer nada especial antes de empezar. No nos abrazamos todos ni nada parecido, solo intentamos tomarlo con la normalidad requerida. A veces sale mejor que otras, depende del estado de ánimo, pero intentamos tomarlo con tranquilidad. Solo calentamos, para estar a tope en las primeras canciones, y después ya no sabemos lo que va a pasar en cada concierto. Intentamos calcular y programar lo mínimo.

-Estar lejos del epicentro madrileño, de los medios y demás, ¿beneficia o perjudica?

-Las dos cosas. Por un lado, está claro que es más complicado estar siempre ahí, conoces a menos gente y haces muchísimos más kilómetros; pero por otro lado, en la aldea estamos muy tranquilos, llevamos una vida bastante relajada cuando no estamos de gira, aunque este año tenemos muy poco tiempo, a tope de conciertos.

-¿Qué diferencias veis entre el álbum de debut y este último?

-A éste le tengo mucho más cariño porque tengo más presente lo que nos costó hacerlo, lo que nos costó encontrar el punto otra vez. El primero no me acuerdo mucho, y la mayoría de las canciones están hechas en una época en que teníamos cero expectativas vitales.

-¿Os consideráis transgresores en un momento conservador?

-Para nada, lo de transgredir por el morro no me atrae. Nosotros hacemos lo que nos sale, y la gente nos toma por gente rara, pero simplemente intentamos no caer en la pantomima habitual del pop en España.