Pablo's Sala de Arte. C/ Canga Argüelles, 26. Diciembre 2010 y enero 2011

Efectivamente, estamos ante una amplia colectiva navideña de paisajes y bodegones a precios muy asequibles, porque la crisis aprieta.

Empecemos por Fernando Bazeta, catedrático de la Universidad de Vitoria que alterna sus quehaceres docentes con la pintura. Nos ofrece una serie de vistas de Gijón, pintadas al óleo sobre tabla entelada o sobre papel Fabriano pegado sobre tabla. Este pintor posee una técnica depurada, sabe empastar, se expresa muy bien a través del color, domina cielos y sus reflejos en el agua, difumina edificios en la lejanía o escondidos entre la niebla, le encantan las luces de tormenta y las aceras mojadas por la lluvia. Y ofrece panorámicas nuevas sobre Gijón con una mirada de gran angular, si utilizamos el lenguaje de la fotografía, que llega lejos y engrandece la ciudad. Aquí, Gijón parece Los Ángeles o Nueva York, si no fuera por los rascacielos de la gran manzana. Vistas de mucha profundidad, con variados términos, lo que permite al autor plasmar luces diversas y asentar sombras comparativas. Pocas veces cierra la perspectiva con algún motivo pintoresco, como hace en la cuesta del Cholo. No se fija en los monumentos escultóricos de la ciudad, diluye el «Elogio» de Chillida, apenas da un toque a las chapas de Fernando Alba, elude «Nordeste» de Vaquero. También retrata la ría de Avilés y alguna de sus instalaciones industriales ya en decadencia o a punto de ser derribadas. Entra así en la nostalgia de unas vidas y situaciones que han dejado una huella en la memoria pero empiezan a desaparecer de la vida real. Le toma el pintor el pulso a esta Asturias de nuestros amores que se ofrece como paraíso natural ante el cambio climático pero vive en el área central urbana.

Seguimos con los paisajes asturianos de José Luis Riestra Alonso (Mieres, 1955). Discípulo de Favila en Avilés, este pintor ganó en 2004 el concurso de pintura rápida patrocinado por la sala Pablo's. En septiembre de 2009 obtuvo el primer premio en el concurso «Manuel Medina Díaz» que organizan en Gijón los vecinos de San Julián de Roces. Y en 2010 el primer premio de Camargo (Cantabria). Entre tales extremos ha ganado otros cuarenta premios o menciones. Gusta su pintura, a base de manchas de color, imprecisas pero muy sugerentes en cuanto a lo figurativo, que dejan al espectador ante escenas que completar con su imaginación. Porque el secreto, la gracia del pintor, estriba en la armonía interior del ensamblaje de los colores, unido a una cuidadosa selección de los motivos en el paraíso natural.

No faltan pintores conocidos. Como el acuarelista Valentín del Fresno (Infiesto, Asturias, 1943). Hay aquí vistas de rincones tan sustanciales como escasamente conocidos de Asturias, como la concha de Artedo, Libardón, Lugás (Villaviciosa) o Abriegos de Ponga. Aborda el paisaje con mucha valentía, porque no todos se atreven a colocar como fondo las montañas en sombra de Ponga, resolviendo con pinceladas sueltas de mucha audacia y efecto sugerente, para una técnica tan precisa, difícil y rápida como es la acuarela.

Presente en la galería sigue Esael Araujo, pintor salvadoreño de trayectoria internacional que combina visiones de la mujer con paisajes y motivos asturianos. Hay en su pintura una obsesiva y misteriosa presencia de la mujer joven, velada a menudo por un antifaz, una mujer que sueña en la ventana, adorna sus pensamientos con manzanas rojas de tentación en el paraíso natural o tal vez anhela escalar el Picu Urriellu que se ve en la lejanía. Esas mujeres jóvenes y melancólicas, que temen que se les pase el arroz.

También podemos encontrar bodegones de sidra y frutos, sean de Favila, Urbina o Julio Magdalena. Urbina ofrece paisajes de montaña y de mar. Julio Magdalena tiene bodegones de frutas y carnavales de aldea. Pintor de la sala Pablo's es igualmente el Alejandro Marjaliza, que prefiere los bodegones al resto de su obra. Selecciona e idealiza, pinta con precisión y a la vez sublima la realidad. En un tiempo era llamado por el público «el pintor de las puntillas», por el detalle con que trataba estos remates de manteles. Aunque nació en Madridejos (Toledo, 1928) pasó su infancia y juventud en Oviedo y fue discípulo de Víctor Hevia durante cinco años en la Escuela de Artes y Oficios, que estaba en el Fontán. También hay un par de obras de Carlos Roces Felgueroso: un hórreo y una vista de la playa de San Lorenzo.

Obra interesante la de Francisco Ramos Dorado (Encinasola, Huelva) y su mujer, Marina Lagarda Agazzi. Un matrimonio de artistas que se pasa los veranos por ferias y mercados de Asturias. Él retrata esos mercados y sus gentes con un color exquisito bajo la luz de los toldos, que sabe filtrar y componer con singular maestría. Y ella hace grabados de venecianas por la ciudad de los canales y el Carnaval.

Llaman también la atención los cuadros de Tomás Vilá Puigdemont (Mas Moner de La Cellera de Ter, Gerona, 1952), como esa vieja bodega con todos los trastos del recuerdo, con luces precisas que vienen de lo alto e idealizan las costumbres perdidas.

Otra obra de mucho interés es la del pintor David Menéndez López. Pinta a técnica mixta, con añadidos gruesos de collages, como cristales de cuarzo o piedras semipreciosas. Desdobla las figuras al modo de los tests psiquiátricos. Parece contagiado por las películas de la galaxia, con naturaleza palpitante y humanoides de cuerpos y aún rostros un tanto monstruosos. Habla de la mujer y el tiempo, las mujeres insatisfechas y los ancianos vencidos. Trabajo tremendo el que se acumula en estos cuadros.

Y, por último, tenemos obra de la propia dueña de la sala, Covadonga Valencia (Moreda de Aller, 1949), con sus bodegones de flores y de instrumentos musicales, inspirados de color y al toque suelto en fondos y motivos vegetales.