Manolo, ante todo, tengo que decirte que es impresionante la labor realizada hasta hace meses, incluidos el ascenso, las relaciones con la plantilla y el cuadro técnico, con la prensa, por supuesto; con los ultras y con la ciudad de Gijón en general.

Pero todo en esta maravillosa vida tiene un principio y un fin, y en este caso, en el hecho de dirigir al Real Sporting, ya tocaste techo. Sin lugar a dudas, es la opinión del ochenta por ciento de la afición de Gijón.

Sea cual sea el resultado en Riazor, por Dios y la Virgen de Covadonga que un día te regalé al presentarnos Manuel Vega-Arango, nuestro admirado y querido talismán, te pido que al final del partido lo dejes. Aquí vas a dejar muchos amigos y, lo más importante, respeto hacia ti, pero, como ya demostraste en algunas ocasiones, hay que tener valentía y pensar que tu etapa aquí acabóse.

Hace dos años nos salvamos por los pelos; el año pasado, por un pelín, pero esta temporada es la peor con diferencia. Vamos sin contemplaciones a Segunda, a pesar de los que dicen con temor y prudencia que no pasa nada, cosa que no entiendo, porque lo dice gente de fútbol y porque lo que está pasando lo ve un ciego, lo oye un sordo y el resto también.

Que conste que no está en mi ánimo hacer recordatorios del pasado, pero es que no darle importancia a la Copa del Rey, cuando Gijón siempre ha sido ciudad de café, copa y puro; no acertar con un equipo firme y traer un estratega para las jugadas inteligentes -¡uf!, qué pasada-; jugar y plantar cara al Real Madrid por haber tenido un enfrentamiento verbal con su entrenador, vaya mi aplauso por delante cuando -y perdóname por ello- nosotros tendríamos que faltarte al respeto todos los domingos, por lo menos en los partidos de casa, porque estoy convencido de que aunque con pequeñas lagunas, equipo «habelu haylu»...

Míster, creo que es el momento de demostrar otra vez tu valentía en Gijón, porque si te hicimos honores en el ascenso serás más honorable si el año 2011 comienza con tu dimisión.

Mis nietos y la villa de Gijón te recordarán siempre con gran cariño y serás historia viva y verdadera.

Mucha suerte en tu futuro y un fuerte abrazo.