Jefe de división de biomedicina epitelial del CIEMAT

M. CASTRO

José Luis Jorcano, jefe de la división de biomedicina epitelial del centro de investigaciones tecnológicas Ciemat y ex director de la Fundación Genoma España, habló ayer en el Ateneo Jovellanos sobre la medicina del futuro. Jorcano explica que «los conceptos de enfermedad, diagnóstico y tratamiento están cambiando con la secuenciación del genoma humano y la tecnología que se está creando alrededor. Esto ya está llegando a los hospitales y es lo que va a dar lugar a la medicina personalizada, preventiva y molecular. El futuro de los medicamentos ya no son los productos químicos, sino las moléculas biológicas».

-¿Cuál es el plazo para que empecemos a ver esos cambios?

-Estos cambios siempre son más lentos de lo que uno se imagina, fundamentalmente porque la biología es horrorosamente complicada. Pero es una realidad que está llegando ya. En este momento hay ya en el mercado medicamentos que llevan un test genético, para definir qué personas se pueden aprovechar del mismo, porque no es eficaz en todos.

-¿Cuál?

-Un medicamento que se usa contra el cáncer de pulmón. Se vio que sólo era efectivo en un 1% de los cánceres de pulmón, pero en aquellas ocasiones en las que actuaba, los curaba. Los investigadores descubrieron que esa molécula sólo actuaba sobre pacientes con una mutación concreta.

-¿Es complicado descubrir los genes implicados en una determinada enfermedad?

-Es un trabajo muy arduo. En las enfermedades llamadas monogenéticas, aquellas producidas por un defecto en un único gen, eso va muy rápido. Las enfermedades más frecuentes, como las cardiovasculares, las cerebrovasculares, neurodegenerativas, diabetes tipo dos, el cáncer, etcétera, están causadas por el juego de un número alto de genes y el medioambiente. Por eso es muy difícil predecir la probabilidad de que una persona tenga una de esas enfermedades. Otra cosa es la medicina personalizada, en la que de lo que estamos hablando es de la respuesta individual a los fármacos y el número de genes que determina eso es limitado y probablemente en un futuro no muy lejano se va a poder predecir. La agencia que autoriza los nuevos medicamentos en Estados Unidos, la FAD, recomienda a las compañías farmacéuticas que den unos tests genéticos para determinar el segmento de población sobre el que actúa un medicamento.

-¿Ventajas?

-El 40% de los individuos a los que se receta un medicamento, no actúa sobre ellos. Además, a un 7% le puede provocar efectos adversos. Todo esto se evitaría si supiéramos cuál es la población que va a responder de manera positiva. Y luego, todo esto supondrá un gran ahorro farmacéutico. Uno de los problemas de las sociedades desarrolladas es el creciente gasto farmacéutico. Esto se evitaría si determináramos de antemano a qué personas no se les debe dar un medicamento.

-¿Y de cara a la economía?

-El potencial de la biotecnología es uno de los vectores de desarrollo económico que nos ayudarían a salir de la crisis actual y generar una economía mucho más competitiva y de más valor añadido.

-¿Qué opina del recorte de fondos para investigación que ha hecho el Ministerio de Ciencia y Tecnología?

-A mí no me gustaría formar parte del Consejo de Ministros en esta situación, porque la toma de decisiones tiene que ser difícil. Sin embargo, no es la primera crisis de la historia, hay países que han pasado por crisis y han apostado por la ciencia, la tecnología y la innovación, sin recortar presupuestos. Hay experiencias de todo tipo, algunas que no han ido tan bien y otras que han ido muy bien. El gran salto que ha dado Finlandia estuvo basado en una crisis que sufrieron en los años 90, en la que hicieron una apuesta por la investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) y a partir de ahí nació Nokia y todo su imperio tecnológico. Los países que mejor están saliendo de la crisis son aquellos que tienen un sistema de I+D+i muy desarrollado, no sólo en la parte de generación de conocimiento, sino en la de generación de valor a través de ese conocimiento, es decir, en la transferencia de ese conocimiento a la creación de empresas y productos. En España somos muy buenos generando conocimientos y sin embargo muy débiles en la transferencia de ese conocimiento.

-¿Y en Asturias?

-Está por debajo del promedio de España, lo que es grave en una región que está tratando de salir de un bache en el que la crisis presente se suma a la anterior, donde se nos hundió todo el modelo económico que teníamos aquí.

-¿Dónde ve el potencial de Asturias?

-No todo tiene que ser nuevo. La biotecnología afecta a todos los sectores, incluidos las industrias tradicionales, como las químicas, agrícolas, ganaderas o piscícolas, por no hablar de la salud humana. La biotecnología les abre oportunidades nuevas a las industrias que ya constituyen el núcleo de nuestro PIB, para que sean más competitivas. Por otro lado, una autonomía como la asturiana no puede tirar de todo, por eso, conviene definir dónde tenemos las mayores posibilidades y apostar ahí. Yo creo que en Asturias, de una manera clara, el potencial está en el área de la salud humana, puesto que hay grandes hospitales y buenos investigadores en la Universidad. No hay que considerar que los hospitales son un pozo sin fondo, donde sólo se gasta dinero, sino que también son sitios donde se puede generar riqueza: patentes, nuevos métodos terapéuticos, etcétera. La verdad es que en Asturias no hay muchas empresas en este campo, pero cuando se genera una dinámica de este tipo, las empresas no son tontas y van a los sitios donde esto existe.

«Asturias tiene potencial para el desarrollo de la biotecnología aplicada a la salud humana»