Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

Unos desconocidos asaltaron el pasado viernes las dependencias de Cáritas parroquial de Candás, en el barrio del Nodo. No hubo que lamentar daños personales, ya que la entrada de los asaltantes se produjo de noche, ni siquiera materiales, pero el suceso ha causado gran impacto en las mujeres que sacan adelante esta institución altruista de ayuda a los necesitados. «Creemos que vinieron a asustarnos o por venganza», dice la directora de Cáritas en Candás, Juana Mari Riestra. Así trata de explicar de alguna manera que la puerta de las oficinas del organismo amaneciese destrozada, sin que se eche en falta nada.

«Entraron por una ventana, que rompieron, y se dirigieron directamente al despacho de Cáritas, tras pasar por alto otras cuatro dependencias», explica Riestra, consciente de que quien perpetró el asalto sabía «perfectamente dónde se dirigía». La puerta no es que fuera forzada, sino que fue echada abajo, mientras el resto del despacho permaneció inalterado. «Si lo que quieren es asustarnos, lo tienen claro», asegura la directora de Cáritas, que, eso sí, no se acostumbra a tratar con policías y guardias civiles. «Estamos intranquilas», asegura, a la vez que confirma que posiblemente no se llevaron nada de valor «porque no lo había».

«Los últimos días apenas pude dormir, pero ahora ya estoy más serena y no tengo ningún miedo, así que por si acaso lo que han intentado es amedrentarnos, que sepan los asaltantes que no lo han conseguido», sentencia la directora.

El caso es que en los 14 años que Riestra lleva en Cáritas parroquial «no había ocurrido nada así», pero sí es cierto que «desde hace más o menos un año y medio la gente viene más desesperada, y a veces no con las mejores formas». La crisis también parece asomarse por las dependencias de la Cáritas de Candás, aunque el asalto del viernes no tenga por qué estar directamente relacionado con ello. «El caso es que la puerta parece haber sido tirada de una patada, con rabia, y uno piensa, como es lógico, en las veces que alguien no recibe de Cáritas lo que pide», explica Riestra.

El asalto, que está siendo investigado por la Guardia Civil después de haber sido puesta la consiguiente denuncia, tuvo su efecto inmediato en la asistencia que se presta desde Cáritas, que el pasado viernes tuvo que cerrar sus puertas en unos tiempos en los que su presencia es aún más significativa. «El viernes no pudimos atender, y de momento estos días lo estamos haciendo en otro despacho, porque no podemos tocar el que fue asaltado», dice la directora. Por este motivo, cree Riestra que el daño no lo recibieron ellas -si acaso el susto-, sino que los que perpetraron el intento de robo, o lo que fuera, «hicieron daño al que viene a pedir».